En este día tan sentido del peronismo, es oportuno reflexionar sobre la realidad de este fenómeno social que se hizo movimiento y es un sentimiento profundo arraigado en un gran y mayoritario sector de la sociedad.
¿El Peronismo está de verdad en crisis?
Si esta palabra tan desvirtuada es tomada en su acepción original, debería visualizarse un tiempo de cambios en el movimiento más grande de Sudamérica en los últimos 80 años, y todo cambio es precedido por hechos o situaciones que muchas veces conllevan avances y retrocesos que definirán la identidad del cambio como conjunto de resultados positivos o no. Se verá esto en el devenir de la primera mitad de este siglo mítico pero tan real en su problemática que requiere el resurgimiento de políticas que apunten a la recuperacion de vitales derechos del tejido social, en especial la parte más débil y desgarrada de esta red entramada a través de un acuerdo de la humanidad para unir fuerzas, distribuir los bienes comunes y avanzar en el tiempo con logros permanentes en su finalidad, aunque cambien las metodologías surgidas de ideologías marcadoras de una conciencia afirmada en que las políticas sólo tienen un precepto inalienable el bienestar común: y el Peronismo en Argentina es elegido por las mayorías populares como paradigma, aun con sus claroscuros.
¿Asumirá el peronismo tal crisis y logrará el resurgimiento de su mística humanista?
«Es evidente que el peronismo como movimiento ya ha resistido varias crisis logrando no sólo sobrevivir, sino también mantener su mística gracias a los esfuerzos de sobrevivientes de dos generaciones de formados/as militantes llamados «cuadros» que han posibilitado sembrar semillas de interés, atracción y conciencia en nuevas generaciones y preservar el fuego de la llama interior de una ciudadanía que transmitió a sus hijos e hijas, amigos y vecinos las razones de su fidelidad al legado de Juan Domingo Perón (la doctrina justicialista) y de Eva Duarte «Evita»: la mística revolucionaria basada en la recuperación de la dignidad de la clase trabajadora y los desposeídos sumidos en la miseria.
Estas generaciones de «cuadros» y ciudadanía se están yendo de este mundo dejando una orfandad pasmosa en militantes que no encuentran aún la forma de transmitir con el ejemplo una doctrina avanzada, pero imposible de aprehender sin esa «unidad básica» necesaria para su comprensión definitiva.
La ausencia de referentes emergentes honestos y peronistas que puedan aglutinar consensos importantes para el futuro, con un partido que ha dañado mucho al movimiento a través de una serie de dirigentes que desconocen la «tercera posición», o han sido corruptos y cómplices del poder del Capital otrora oculto y hoy con descarada visibilidad, más la usurpación de espacios por parte de dirigentes puestos/as a dedo por una dirigencia negadora en sus actos concretos, silencios y ausencias, de la doctrina justicialista, abren un interrogante aún mayor para el futuro del peronismo.
Es muy interesante la opinión de los militantes más experimentados, que en general ven ese vacío en los partidos políticos tradicionales en la actualidad.
Creo que los partidos no evolucionan junto con la sociedad que los acuna, y por eso ésta se muestra cansada de las frustraciones y las faltas de respuesta.