La oposición mediática celebra que su relato sobre el Frente de Todos como experiencia política destinada al fracaso, su tenacidad contra las vacunas aplicadas y el conjunto de la política sanitaria, su manipulación de la realidad económica mediante la exaltación de los peores índices, como la inflación, y el ocultamiento de los que exhiben reactivación, haya tenido una formidable repercusión en las urnas, incluso superior a sus deseos, ilusiones y proyecciones.
Pero, con su notable ferocidad por el poder, apenas se toma tiempo para regodearse con los resultados. Varias notas editoriales del lunes 13 de septiembre, aún aceptando el gran fortalecimiento de la figura de Horacio Rodríguez Larreta, van por todo en ese espacio político: le dicen al alcalde que para ganar en noviembre tendrá que endurecer su postura, ser intransigente, abrazar la ortodoxia económica ultraliberal y, en suma, tomar el discurso de Mauricio Macri.
Es unánime en Clarín, Infobae y La Nación, la expectativa por la destrucción de la alianza oficialista: el Presidente es lapidado, se decreta la clausura definitiva de su figura para 2023, y se anuncia el “peligro” de una “radicalización cristinista” en la gestión. Recupera ímpetu el trabajo editorial desarrollado con tanta intensidad desde mediados de 2020: provocar la caída del ministro de Economía, detestado por la carroña financiera internacional que anida entre los accionistas del Grupo Clarín.
La apropiación de la victoria electoral por estas empresas mediáticas se nota cuando, a la indisimulable alegría por los colores que tomó el mapa electoral, se le suman explicaciones grotescas, según las cuales -por ejemplo- las y los electores castigaron al oficialismo por haber elegido las vacunas Sputnik y AstraZeneca en lugar de la estadounidense Pfizer.
Es un poco más elaborado, en cambio, el diseño editorial desplegado respecto del avance de la derecha y ultraderecha como punto de partida hacia la recuperación del poder político en 2023. En abril el jefe de redacción de Clarín, Ricardo Kirschbaum, comenzó a escribir que el Presidente no tiene futuro, y fue imitado más de una vez, incluso el día de la votación. Por ejemplo por el “centrista del periodismo”, Ernesto Tenembaum, quien se preguntó si Alberto Fernández tiene “los días contados”, si termina un “presidente extraño”, uno que “nunca llegó a ser presidente”.
Después la metralla recae sobre Martín Guzmán y también sobre el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, pero en este caso más a nombre del kirchnerismo. En cuanto a la economía, Kirschbaum pronostica que Guzmán no tendrá acuerdo con el FMI si no consigue “consenso” de Juntos.
Esa nota, junto con la de Eduardo van der Kooy, coincide en definir que también fueron derrotados el gobernador Axel Kicillof, con afectación a su presunto proyecto presidencial de 2023, por supuesto Cristina Kirchner y La Cámpora. Gozoso en su cada vez menos disimulado antiperonismo, Van der Kooy escribió a través de Juntos que el electorado “hizo tronar el escarmiento”.
Su lista de errores oficiales empieza por la vacuna Sputnik pero luego quiere ponerse más serio y, cumpliendo con el papel de conducir a la oposición, advierte que todavía falta para la recuperación del poder y cuidado, avisa, con el riesgo de que “la marea opositora quede en una simple expresión testimonial”. A ganar en noviembre, pues, hacia las presidenciales.
También en Clarín, Fernando González, que hace una semana publicó un formidable ataque a Larreta, haciéndole saber que tienen con qué darle en las páginas del gran diario, esta vez le concede que es el mejor ubicado para el 2023 “aún lejano”, y le explica que Eugenia Vidal había empezado mal pero se acomodó gracias a que “se endureció”, es decir se confirmó con su macrismo visceral. Y al final de la nota le planta a Patricia Bullrich, a quien felicita por su coraje de ir a distritos peronistas difíciles, acorde con su proyecto presidencialista.
Eufórico, Joaquín Morales Solá expresa su deseo de que el resultado de noviembre tal vez sea peor para el Frente de Todos. Anuncia “peleas y trifulcas” en el peronismo que solo ganó, afirma, allí donde las elecciones se definen sólo por “clientelismo político”. También este columnista incluye en su explicación del triunfo derechista la elección de la vacuna Sputnik en lugar de la Pfizer.
Igual que González, Kirschbaum y Tenembaum, entre otros, Morales Solá sentencia que el Presidente ya no tiene tiempo, que su oportunidad terminó. Diseña el futuro del conglomerado derechista para el que trabaja: dice -sin fuente- que Mauricio Macri intervino al final de la campaña porque Horacio Rodríguez Larreta lo llamó. Y si Macri recibió una piña electoral en Córdoba, bueno, ya se sabe que es una provincia “particular”. En suma, lo recupera como actor clave del proyecto 2023, incluso porque su adorado patrón promete “no ser estorbo”.
En La Nación, Carlos Pagni aplica idéntico razonamiento, con unas pocas palabras diferentes. El conjunto de la oposición derechista “deberá adoptar un perfil más intransigente” y “menos temeroso de la ortodoxia” para retener los votos de los candidatos que perdieron la interna.
Aplaude las propuestas ultraliberales de Vidal al final de la campaña., porque explican que para este espacio “se convalidó el método de Larreta” al tiempo que “comienza a reivindicarse el concepto de Macri”.
También él tipea que el Gobierno solo responderá con mejoras a jubilados y asalariados, lo que traslada a las categorías clásicas del ultraliberalismo: más emisión y más déficit. Pero esto, paladea, alejará el acuerdo con el FMI, es decir que el columnista organiza sus razonamientos para su trabajo permanente en pos de la salida del ministro Guzmán.
Infobae se sumó a la teoría del “riesgo de radicalización” y Tenembaum repitió el lunes lo escrito el domingo, con el espíritu mortuorio tan característico de la derecha argentina, sea que actúe a cara descubierta o con máscaras: habla de “partida de defunción” para el Presidente y sentencia que “el peronismo se achicó a la dimensión del kirchnerismo” por culpa de la Vicepresidenta. Es el tiempo de la agonía del Gobierno, remata.
El resto del despliegue post electoral ofrece unos muy escasos matices, aunque marcados todos por la euforia, incluido el regodeo unánime de Clarín y La Nación que, con títulos, imágenes y palabras idénticas se burlan de C5N por proyecciones muy equivocadas que dio tras el cierre de las urnas. Es que ese canal es uno de los huesos por roer, una apropiación que Macri y este dispositivo de poder no pudo concretar.