MUJERES A TUMBA ABIERTA, LIBRO-FIESTA

Por Víctor Zawistowski

Tejidos nómades II / Mujeres a tumba abierta / Cuatro generaciones y un libro / Hasta que tengan fuego las estrellas

Los que piensen que no puede haber épica popular, que la épica es propiedad de los griegos de las Termópilas, de los jinetes azules de Custer o de los estudiantes del ’68, están equivocados. La épica es un estallido de la razón que se ejecuta contra todo, y contra todos, es un acto irrepetible e inolvidable.

Llegamos al museo de Artes Visuales Víctor Roverano el viernes 25 de octubre, los locos que creímos que las palabras no podían quedar huérfanas en estas soledades. La música, el arte interpretativo, la danza, el canto, y la narración de tres historias que nos hicieran olvidar que afuera llovía. Los grises viajaban y regresaban para que los azules no se crean los dueños del firmamento. Poco a poco, las sillas negras dejaron de estar solas, hasta hubo que buscar todas las que había.

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Conquistar el clima es casi siempre una cima inalcanzable. Mariela, con voz suave y segura, empezó a desvestirnos; la voz de Mica, igual Sinead O’ Connor, detuvo el vuelo de gorriones, ruiseñores y picaflores. Luca y Andy continuaron la ceremonia con guitarra y voz, bramó el saxo de Daniel, y la respiración se detuvo. Diego no podía complacer a todos, la caja, los tambores, el bombo y la pandereta exigían protagonismo. La narración, que no toma prisioneros, como un inmenso arco iris, exhibió todos los colores de las historias. De pronto, un intenso resplandor invadió la sala, estalló el talento de Laura y, con ella, Alexandra Shura Kollontai fue más revolucionaria que nunca.

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El despliegue jamás de detuvo, las trece rosas, ocho décadas después resucitaron, y abandonaron la fosa común. Sinead O’Connor volvió a romper en cuatro pedazos la foto del Papa Juan Pablo II, que besó el piso avergonzado.

Un solo abrazo resultó nuestro abrazo. Graciela, la que tanto siente, tanto ve y tanto hace, amplió su sonrisa, que nunca la abandona. El resto, el intercambio de saberes que los asistentes convirtieron en un gran ida y vuelta hasta darle sentido y razón de ser al encuentro. Después, en muy pequeña escala, como el pueblo jujeño, llegamos a Tucumán.

Los responsables del museo quilmeño ejecutaron la máxima revolucionaria, lo viejo tiene que morir para que lo nuevo pueda nacer. Y el espacio solemne se vistió de pueblo, de alegría, de fraternidad, afuera el sol entendió que debía salir a saludar. Después, qué importa del después. Ya tenían fuego las estrellas.


3 Respuestas a “MUJERES A TUMBA ABIERTA, LIBRO-FIESTA”

  1. Excelente descripción de lo que sucedió… agrego como espectador, amigo del autor y por lo tanto parcial, que en medio de tanto smog, el evento nos permitió respirar una bocanada de aire fresco. Contra el individualismo que nos agobia, encontrarnos a debatir o a escuchar la descripción de grandes luchas, propone un horizonte distinto. Y agreguemos porqué no, seguramente mejor…

  2. …me encantó, Víctor, estoy leyendo tu libro, soy el que no pudo hablar por la emoción y después te pidió una dedicatoria, en la que hiciste referencia a los 50 años de matrimonio con Alicia…, te acordás ? Un gran abrazo.

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