Dicen que cuando era muy pequeño, en el fondo de su casa, decidió juntar unos tachos con los cuales improvisó una batería; de allí su apodo “Tacho”. Oscar Soto era muy de este suelo, muy de Quilmes, su figura no puede ser imaginada lejos de aquí. Músico, poeta, artesano y defenesor del ambiente, Tacho entregó su vida a promover los abrazos, siempre predispuesto, siempre cercano, siempre ahí, con su guitarra y sus canciones, preocupado porque los chicos entendieran lo frágil de la vida y el compromiso que tenemos que tener para cuidarla.
La ciudad ha perdido a un ser humano bello como pocos. Podríamos armar una biografía de él, su existencia ha sido más que rica. La manzana histórica de la ciudad lo vio crecer, las escuelas del distritos lo recibieron con un apretón de mano y lo despideron con besos y abrazos. Podríamos contar de su trabajo cerca del padre Carlos Mugica, contar que en la dictadura zafó de milagro, que llenó nuestro teatro con su música, que su cancionero contenía lo mejor de nuestro folklore. Podríamos armar una biografía de él y aún así, jamás podríamos contar la inmensidad de su ser.
En la última semana de 2017, los 69 años, falleció de un paro cardiorespiratorio.
Gracias, Tacho, por tu vida.
Arboles por la vida
Mi gran amigo: Jorge Faggiano fue el gran motivador y ayuda en los principios de Arboles por la Vida, fue la persona más importante en los inicios de mi tarea, mi agradecimiento no tiene límites. Querido Jorge, Arboles por la Vida es una realidad maravillosa. Gracias, amigo. Mi corazón te agradece.
Oscar Tacho Soto
Su arte
Feliz cumple amigo!! Donde quiera que estés va un gran abrazo!!! Que se sigan plantando «árboles por la vida».