
Quilmes empezó con el pie derecho en la Zona Permanencia de la Primera C. Con goles de Liz Méndez, Vanesa Sena y Agustina Montes, el debut de Roberto Ruiz Díaz fue más que auspicioso en el banco. La clave del partido estuvo en las pelotas paradas, de donde derivaron dos de los tres goles cerveceros.

Había que recuperar el ánimo luego de la eliminación por un gol hace dos semanas. Además, como para armar un combo de novedades, el plantel cambió de cuerpo técnico por primera vez en la historia. Quilmes, entonces, se calzó el traje de protagonista para jugar ante Juventud Unida.
El partido fue muy trabado y disputado con pierna fuerte. En especial en la zona de ofensiva cervecera, en ¾ de cancha. Sin embargo y a pesar de la rudeza, no sólo en las marcas sino también en el clima gélido que inundó el predio, se hizo un cotejo de ida y vuelta.
A los 30 minutos llegó la fatalidad para uno de los emblemas del equipo. A Sofía Pérez Amarelo se le trabó la rodilla sola y sin marca. Cayó y todos se preocuparon. La capitana salió (cedió su cinta a Sol Molina) y su cara lo dijo todo. En su lugar, la peruana Wendy Quispe Reyes ingresó.

Para colmo de males, abrió la cuenta para las lobas rojas la delantera Cristina Olivera. Fue la única aproximación del Lobo Rojo al arco de Paola Spinozzi en todo el primer tiempo.
Pero, a partir de allí, Quilmes no tan de a poco empezó a cambiar las cosas. Primero, con un rápido descuento de Liz Méndez, con exquisito tiro libre que se coló en el ángulo de Andrea Insúa. Go-la-zo. Al toque, en dos minutos, las cerveceras se pusieron en ventaja tras un jugadón de Sol Molina por la derecha. Definió Vanesa Sena y el 2 a 1 al entretiempo se vio con un poco más de justicia por lo hecho por ambos conjuntos en la gélida tarde del Predio.

En el segundo tiempo lo justificó
En el complemento, el ingreso de Agustina Montes dotó de mayor fútbol al equipo. Allí, Quilmes no solo empezó a justificar el triunfo sino también a marcar una clarar diferencia en la actitud. La otra que saltó del banco fue Mía Rodríguez, quien en no pocas oportunidades impuso su presencia.
Por su parte, Juventud Unida también cambió el norte: se dispuso a ser más ofensivo y a tratar de igualar el partido. Hubo mucho euforia en el Lobo Rojo, pero Quilmes lo superó en todo momento.
También se acentuó el juego fuerte. De hecho, a la Zurda Montes en un momento le hicieron cinco fouls consecutivos. En este rubro, siempre estuvo bien atenta la terna arbitral. Tanto Estefanía Pinto como sus jueces de línea siguieron de cerca y pudieron controlar las brusquedades. Quizá podrían haber sacado algún que otro cartón amarillo más. Pero es de destacar la calidad del arbitraje en una categoría como esta, donde no siempre abunda lo bueno en este rubro.
Quilmes dominó las acciones pero chocó contra la defensa de Juventud Unida. En esa parte, se destacó el juego aéreo defensivo de las visitantes. La bola llegó con claridad hasta la medialuna del área del Lobo Rojo, pero pocas veces las cerveceras pudieron ser punzantes en los metros finales. Y, si bien juega para los dos, el frío reinante motivó a mermar el rendimiento. A los 12 minutos, se animó al tiro olímpico la Zurda Montes y convirtió el tercero, que le cayó casi como una sentencia al marcador.
Los cambios, eso sí, renovaron la ofensiva cervecera. La monotonía del ataque se acentuó en los últimos diez minutos. Fue un monólogo de Montes, Mía Rodríguez, la Pantera Barrionuevo y cía. que careció de profundidad para poder ampliar el marcador.
Un buen inicio tuvo el equipo en esta etapa con Roberto Ruiz Díaz al mando del primer equipo. Si bien tocó poco la formación inicial, Quilmes se mostró como un equipo protagonista y que ambicionó el triunfo de principio a fin ante un rival que, se espera, no tenga el protagonismo suficiente como para ser medida. Sin embargo, es de destacar que las cerveceras se repusieron a dos golpes en pocos minutos. Por un lado, la salida de Sofía Pérez Amarelo en camilla. La imagen fue fuerte a pesar de que en este deporte esas cosas pueden pasar. Por otro, al gol de Olivera. En pocos minutos, parecía derrumbarse todo. Sin embargo, Quilmes sacó a relucir algo que no le faltó este año: las agallas necesarias para ir a cambiar las cosas. Algunas veces no lo logró y en otras, como esta, se retiró con una sonrisa para alegría de sus hinchas y allegados.


Bien las chicas, que orgullo !