Fue docente y militante social. Había nacido el 27 de diciembre de 1947. Ejerció en Bernal-Don Bosco hasta que se jubiló. Vivía frente al Parque lineal.
Hacia 1975, el año empezaba con la suma del poder público para José López Rega, según oía por la radio, en Don Bosco, mientras barría el galpón donde movió una pesada bolsa marinera que su hermano JR le había pedido que guardara. Ni quiso abrirla. Un día se puso histérica y le dijo al marido –Ruben– que la sacasen.
Silvia Alicia Reta siempre fue una intuitiva.
En el allanamiento a calle Roca, el dinero que Pedro Ferrantelli, editor de la revista Satiricón, les prestara para irse del país fue robado por policías, entre los que reconoció a uno que cursara con ella en la Escuela 42.
Fue atormentada en la sede policial porteña conocida como Coordinación Federal. A Ruben, le dijeron:
–¿Así que de pendejo te gustaba tirar autos por la escollera de Mar del Plata? Bueno, la causa prescribe el 24 del otro mes. Te quedás adentro.
En sus visitas a la Unidad 9, en La Plata, Silvia conocerá a combatientes del ERP de los que se hará amiga; con algunos mantuvo una relación durante décadas; con otros, no tanto; con uno se juntó a convivir a partir de la recuperación democrática de 1984.
Una década después se habían separado. La encontré el 12 de agosto de 1995 en el juicio ético al policía torturador Jorge Bergés, una actividad de los organismos de derechos humanos que organizamos en Rivadavia e Yrigoyen:
Desde entonces, nos pusimos en pareja y poco después me invitó a vivir en su casa. Me contaba que sus amigas le decían que no se notaban los veinte años de diferencia; que ella se veía más jovial y a mí más maduro, como suele suceder en ese tipo de relaciones desparejas. Una vez que la llamaron de un canal porteño de TV, rechazó la oferta de relatar nuestra experiencia en un programa de la tarde. Aunque lo pensó y dudó, antepuso el pudor.
Facilitó que su entorno me incorporara pronto, supongo que por mi conocimiento de la historia, la política y las artes que su generación había vivido. Silvia había nacido en un cumpleaños de Serrat, su cantor preferido, el hombre con el que podría tener una aventura amorosa sin que hubiese reproches de mi parte, según bromeábamos ante los demás. Aunque podría hacerse una excepción con los cubanos, a los que adoraba cada vez más en su decena de viajes a la isla, donde también cosechó miradas libidinosas y no sólo miradas.
En su casa tenía algún cuadro autografiado y un manuscrito que le enviara Eduardo Galeano.
Fue en esa convivencia que, alguna vez, se mencionó a Eduardo Massera; debió ser en el periodo en que regresó a prisión, contemporáneo a la detención de Pinochet en Inglaterra. Cuando su hija Romina preguntó quién era ese almirante, Silvia se justificó en que no les había contado nada a sus hijos acerca de lo que sufrieron con los apremios policiales, el robo en el allanamiento y el frustrado exilio. «No quise transmitirles mis malas experiencias», deslizó.
Vivimos juntos casi un lustro, en los que me enseñó a ser el hombre que debía y me aportó una experiencia inigualable que ninguna otra pareja hubiera podido dar sin haber acumulado la riqueza de alguien que viviera los ’70 como ella. No fue la única; pero fue única.
A pesar de la separación, mantuvimos el contacto y cada tanto me escribía. Una vez, para que intermediara ante su más reciente pareja; otras, para pedirme que publicara alguna noticia. Tal el caso del homenaje que ella y sus compañeras quisieron depararle al maestro de maestros, Juan José Rodríguez, a quien honraron en su jubilación durante el pase de un siglo a otro, en su escuela de Bernal oeste.
Habíamos quedado en vernos el 2011, para honrar la canción de Paul McCartney: Cuando tenga 64. Pero olvidó ese compromiso suyo que propusiera en la década previa. Reía por teléfono de sus alocadas ideas que luego dejaba pasar.
Sufrió el golpe más duro cuando su hijo mayor, Mauro, fue asesinado. Ocurrió el mismo día en que murió Hugo Chavez, el 5 de marzo de 2013 (había cumplido años el 18 de febrero); en la ribera de Bernal, donde había ido a vivir, «en un intento de robo, recibió un tiro; estuvo un par de meses internado con una fístula que no cerraba; terminó en una infección general y partió en el Hospital de Quilmes», relató a este medio su amiga Daniela.
A Silvia le quedó una hija y el amor de sus nietos, con quienes estaba «chocha». Con el mayor, había descubierto las bondades de la computación y el divertimento de escribirnos a sus contactos para enviar pps humorísticos; algo que, después de la muerte de Mauro, no repitió. Sólo contestaba los correos o el messenger del nuevo chiche: facebook.
A comienzos de 2019, con 71 años, fue operada de la vesícula.
En mayo me escribió indignada porque en la zona robaban cables, los dejaban sin luz y, en tal situación, le habían entrado a sacar la bicicleta del nieto.
Entre el 12 y el 13 de julio de este 2023 compartió en sus redes posteos de Chaplin, reproducciones de pintores y un poema de Miguel Hernández:
Sufrió un acv: «Internada en el Sanatorio Bernal, dos días estuvo bien y luego la pasaron a coma inducido», repasa su nieto Marco. «Fue llevada a terapia intensiva hasta el 31 de agosto por la noche», precisa su hija.
Su partida definitiva, a los 75 años, recién trascendió a este medio, nada figura en su facebook ni en el de la hija, por lo que mucha gente estará enterándose ahora.
Cualquier recordatorio de su gremio docente, de los ex presos políticos a quienes visitaba o los compañeros de militancias sociales será tan justo como bien recibido. Las palabras serán pequeñas en comparación con una vida de la que nunca ostentó detalles. Grande, en cambio, será su ejemplo de integridad, como grande es el hueco que deja entre quienes la amamos.
Hermosas palabras, justo homenaje a tan gran docente, vecina y amiga de todos.
QEPD. Mis condolencias y abrazos de fortaleza a sus seres queridos.
Silvia Reta, Siempre Presente ✊❤️
Gracias por comentar.
Una tipaza. Quedé shockeado cuando me enteré, viendo esta publicación en su muro de faceboock. Y lo hice porque me llamó la atención que hace tiempo no la vi activa en redes y que no estaba activo su celular. Una amiga muy querible, que tuve la suerte de conocer en mis inicios como docente en la EES 31 de Bernal, y con muchas anécdotas divertidas para recordar, tantas como conversaciones profundas sobre una actualidad que nos dolía como argentinos, y cosas personales como el durísimo golpe que tuvo que vivir Silvia con el asesinato de su hijo. Se desvivió para cuidar a su nieto Marco, al que amaba, y a su hija y nietas que tenía siempre presente con orgullo. Realmente voy a extrañarla. Hasta siempre, querida Silvia.
Muchas gracias por tus palabras.
Nieta solo tenía una Mara.que lleva el nombre de una perra que amó mucho su hijo Mauro… solo puedo acompañar en el dolor a quienes la quisieron. A mí hija le negó su identidad.
¿Quién le negó identidad? Silvia no pudo haber sido. ¿Te referís a Mauro?
Faltan horas para el que hubiera sido su cumpleaños.
Me parecía mucho tiempo que no veía a Silvia en fb, mi inquietud fue tal que comenzè a buscar y acabo de leer esta nota, donde veo que nuestra querida Silvia falleció , me he quedado con sabor amargo y dolor con esta noticia, fuimos amigas y visitó la casa de mis padres en Cuba , durmiò con mi madre , y amaba a mi madre , hubo tal complicidad entre ellas . Silvia fue querida por toda mi familia , tomó ron con todos , bailó y hasta romanceò , amaba a los cubanos , era gozona y entregada así quiero recordarla , no supe que te fuiste hasta hoy querida Silvia , que te llegue el amor de todos hasta el divino lugar de tu descando , apapachate con mami , con muñeco , mi hermano y con tu Mauro , por allà arriba estarán unidos , cuando me toque seguro nos veremos , descansa en paz amiga de todos y buena persona ♥️
Gracias por tus palabras, Olga. Compartiles esta nota a quienes la hayan conocido, así pueden volcar sus comentarios acá, como despedida. Abrazo grande.