
Walter Docters falleció este jueves. Fue militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores, sobreviviente del terrorismo de Estado, fue secuestrado en 1976 y pasó por varios centros clandestinos de detención que integraban el Circuito Camps, entre ellos el Pozo de Quilmes. Recién recuperó su libertad en 1983. Desde el retorno de la democracia, fue un activo militante por la memoria, la verdad y la justicia: declaró en el Juicio a las Juntas y, desde la derogación de las leyes de impunidad, fue querellante y testimonió en una decena de juicios.
Participó también de las actividades del sitio de memoria ex CCD Pozo de Quilmes, que gestionan la CPM, el colectivo Quilmes Memoria, Verdad y Justicia, el Municipio y la Subsecretaría de derechos humanos de la Provincia.
Durante las audiencias en el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en los CCD Pozo de Quilmes y Banfield, y El Infierno de Avellaneda, hizo sentidas declaraciones: «Nunca dejé de sentir el dolor de los demás como un dolor propio”.
«Mi vida fue como pude, con mis contradicciones, peleando cada vez que veía una injusticia, preocupándome por la salud de mi madre. Creo que hice muchas cosas mal en lo personal, como tipo, que cometí muchos errores, lo que es seguro es que hice lo mejor que pude y lo único que nunca dejé de hacer es dejar de sentir el dolor de los demás como un dolor propio. Yo puedo hacer un listado de todas las cosas que no hice, pero lo que sí hice es mantener mi convicción de que un mundo mejor es posible y seguir laburando», dijo frente al Tribunal.
El día de la sentencia, luego de presenciar el dictámen, debió concurrir a una unidad de salud acompañado de su esposa porque no se sentía bien.
Su libro «Arana, centro de tortura y exterminio»
«Es el primer libro que se escribe acerca de como funcionaba un campo de concentración, no es mi historia personal, yo fui uno mas, lo central del libro es contar como era el funcionamiento de aquel lugar». Afirmó en su texto que era un lugar de tortura y exterminio, interrogación y asesinato. Con Jorge Julio López y otros compañeros pedimos que se investigue los campos aledaños a Arana, allí se interrogaba y se definía quién iba a la cárcel o quién desaparecía, con el agregado que algunas personas murieron durante la sesión de torturas que eran terribles».
Recordó que «en ese lugar yo fui interrogado con torturas durante 15 días seguidos, tres meses después me metieron preso desde 1976 hasta el año 1983. Para mi, haber escrito el libro es una reivindicación, porque puede servir para otras generaciones ya que no es una novela, sino que tiene muchos datos precisos».

Se fue un imprescindible. Hasta la victoria siempre querido Walter!!
Tal cual. Un gran hombre.