QAC: HABIA QUE GANAR, HABRA TIEMPO PARA LAS FORMAS

Quilmes ganó y puede decir que la crisis por la que atravesó en los tres partidos previos empieza a disiparse. Con el 1 a 0 a Chaco For Ever rompió con algunos minimaleficios y permite encarar la siguiente parte del campeonato con una mirada más que optimista.

Después de empatar con Villa Dálmine (0-0) y caer con Deportivo Maipú (0-2) e Independiente Rivadavia (0-2), Quilmes rompió tres rachas negativas. Por un lado, volvió a marcar un gol. El último había sido el de Iván Colman a Deportivo Madryn en el Centenario. Tres cotejos sin señalar un tanto fueron mucho y se evidenció en las caras en en la salida del vestuario en Mendoza. Fue en aquella noche en la que el DT, Mario Sciacqua, sostuvo que «es una derrota dura, una derrota bisagra», ante la pregunta del CIQ. Tan grande era la racha del Cervecero que la última vez que había estado tres partidos sin marcar goles había sido en 2017, en la campaña que deparó el descenso.

Milton Álvarez, pilar fundamental del triunfo ante los resistencianos.

Además, el tanto frente a Chaco For Ever fue de Federico Anselmo, el capitán y emblema de este Quilmes de Mario Sciacqua. El delantero había hecho uno ante los botelleros y se lo anuló de forma errónea el juez de línea. Además, en ese mismo cotejo, marró un penal. Se sabe que los delanteros viven del gol y por eso para Anselmo fue un volver a vivir luego de tres jornadas sin marcar (Deportivo Madryn había sido su última víctima). Ni hablar que en la jugada del gol intervino también Iván Colman. Si en la generación de jugadas y la conversión aparecen el habilidoso y el artillero, es una buena señal.

Quilmes ganó y dobló la bisagra. Luego de tres cotejos sin hacerlo, se permite ver el futuro ante Chacarita desde otra manera. Mucho más cuando le descontó dos unidades al líder de la zona «B». Ahora está a dos unidades de los funebreros, con Deportivo Maipú y Atlético de Rafaela en el medio.

Miles de socios esperaban el triunfo en el Centenario y ese apoyo que hicieron los cerveceros podrían haber jugado en contra. Por eso el retroceso de todo el equipo en la segunda parte. Para cuidar lo que se consiguió. Quizá de forma inconsciente, pesó en Quilmes más la posibilidad de no ganar que de ir a buscar el segundo tanto.

El festejo final, medido como el triunfo, pero festejo al fin

No fue el Quilmes de las primeras cuatro fechas. Avasallador, contundente, con la mirada puesta en el arco rival y al que, como sostuvo el periodista Sebastián Kerle hace una jornada atrás, «se le caían los goles». Esta versión frente a For Ever fue sostenida por el buen nivel de Milton Álvarez. El golero cervecero contuvo dos situaciones de gol dignas del aplauso. En el primer tiempo, una de Maccari por la izquierda de la defensa; en la segunda parte, la reacción para contener el remate en soledad de Juárez. El 1 la sacó al arrojarse hacia su derecha para sostener el resultado.

No se iba a ganar con lujos. Nunca se sale de una crisis con una actuación formidable; sino, aquellos memoriosos recordarán los tres cotejos sin ganar en 2012: se ganó 1 a 0 a Chacarita en el Centenario con un penal de Miguel Caneo y, tras ello, se enfiló derecho al ascenso. Es muy difícil. Solía decir Gustavo Alfaro: «cuando perdés, perdés y perdés, hay que dejar de perder». No solo el equipo de Mario Sciacqua pasó eso sino que hasta ganó. Está bien, ante el colista, el peor equipo de la zona, el que está en zona de descenso y el que perdió todos los partidos de visitante. Pero Quilmes ganó y, hasta donde dice el reglamento, todos los triunfos valen tres puntos. Ya habrá momentos en el torneo en donde el Cervecero se imponga con autoridad, como ya lo hizo.

Fotos: Natalia Lacorte

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