Sin juego, sin ideas, sin fútbol y, lo peor de todo, sin dejar todo en el campo de juego, Quilmes perdió 2 a 0 ante Güemes en el Centenario y se fue silbado por casi todos los presentes. Nicolás Retamar y Enzo López marcaron para el equipo santiagueño. Pareció tocar fondo el elenco de Walter Gastón Coyette y eso se podría afirmar si este deporte no fuera fútbol, donde siempre se puede estar peor.
De entrada, el planteo del entrenador albo pareció arriesgado. Como marcadores de punta jugaron dos futbolistas que no lo son (Emanuel Moreno y Santiago López García). Además, como mediocampista por derecha jugó un delantero (Julián Bonetto) y, por izquierda, uno de creación (Kevin López). De entrada, Quilmes fue una murga sin gracia, sin orden ni control de pelota como para encarar a la defensa visitante. De hecho, en los primeros 20 minutos, fue mucho menos que un equipo de Walter Perazzo que, con un poco de orden y las corridas de Nicolás Retamar, preocupó a los presentes. Quilmes tuvo una sola ocasión de gol en la primera etapa, cuando Mariano Pavone corrió por izquierda y, al pisar el área chica, optó por pegarle al primer palo (estaba muy marcado por Andrés Zanini). El tiro se fue muy desviado. El otro «uh» del primer tiempo tampoco fue un remate al arco. Una corrida por derecha de Julián Bonetto por derecha derivó en centro rasante que no conectó Federico González. El balón atravesó el área chica y se fue lejos.
Güemes la hizo fácil. En otra corrida de Retamar por la izquierda de la defensa cervecera llegó el gol. El 7 visitante corrió sin la marca de Moreno ni de Tévez. Ante el atore de Moreira, remató. El balón rebotó en el Chiqui y se le metió por encima a Esteban Glellel. Tras ello, Quilmes se sumergió aun más en el desconcierto con errores de táctica y estrategia inadmisibles para un equipo que se presuma como tal. Fallos en pases a un compañero en menos de cinco metros de distancia, intentos de lujos cuando se necesitaba orden e ideas claras. A Quilmes se le notó la falta de un conductor claro porque Kevin López, como el resto de sus compañeros, tuvo una noche muy floja.
Quilmes no tuvo más ocasiones de gol porque no entró al área rival. Güemes, por su parte, se sintió muy cómodo con las corridas de Retamar y los avances comandados, a veces, por Bellone. De hecho, tuvo una más con un cabezazo de Zanini en un corner que agarró Glellel. Del minuto 30 en adelante, nadie hizo nada. Salvo el referí Sebastián Zunino en equivocarse en un par de infracciones evidentes que no cobró pero que no modificaron el trámite del partido. Quilmes estaba tan perdido que hasta Mariano Pavone fue amonestado por hacer un foul infantil.
En el segundo tiempo empeoró
No hubo cambios para el segundo tiempo. Quilmes tuvo una muy clara con un remate de Mariano Pavone a la carrera, derivado de un rebote, que se fue cerca del travesaño. Pero lo que era obvio, sucedió. Coyette se dio cuenta de que al equipo le faltaba un conductor. En el banco estaban Iván Colman y Axel Batista y optó por el juvenil. Con esta variante, el equipo quedó parado con Moreira, Lamberti y Cortave en el fondo; López García, López y Moreno en el medio; Batista de enganche; y Bonetto, González y Pavone adelante.
Entró con ganas Batista y movió un poco la estantería. Hubiera tenido mejor éxito si Federico González no se hubiera escondido entre Gabriel Fernández y Andrés Zanini; o si, quizá, Tomás Blanco hubiera entrado antes. O si los compañeros lo hubieran tenido de socio. La postura de Güemes fue más que sencilla: esperar y salir de contragolpe.
Quilmes intentó y siempre chocó con la defensa visitante, no tan abroquelada atrás sino más bien dispuesta a dar el golpe. En un pelotazo intrascendente de los tantos que tiraron los jugadores de Quilmes, Joaquín Papaleo sacó rápido. Enzo López corrió casi 70 metros, dejó picar la pelota entre Cortave y Lamberti. Aprovechó que Esteban Glellel salió a cortar y se resbaló y cayó cuando se dio cuenta que iba a quedar pagando e intentó retroceder. El 11 de Güemes solo tuvo que definir fácil por encima del arquero. A Quilmes le han hecho goles tontos en este campeonato pero este compite por el premio. Al toque, lo tuvo Retamar en otra incursión en el área pero tapó Glellel.
Tras ello, Coyette otra vez movió el banco. A la cancha ingresaron Mario Sanabria y Tomás Blanco. Debido a que Güemes ya casi ni le convenía atacar (le ganaba muy fácil por dos goles a un elenco timorato), la defensa siguió igual. En el medio, Bonetto pasó a jugar de ocho otra vez; y el Toro ocupó el lugar del Tanque. Quilmes solo tuvo tres ocasiones de gol: una media vuelta de Blanco que rebotó en un defensor y Papaleo la agarró sin problemas; un cabezazo de Moreira con poca fuerza que contuvo el 1. La más clara del partido: Batista le pegó a colocar por encima del arquero desde el borde del área grande, Papaleo voló y alcanzó a cachetar. El balón pegó en el travesaño y se fue al corner.
En el medio de estas oportunidades descriptas no hay que olvidar que el equipo fue un cúmulo de regulares voluntades en pos de apagar un incendio con un balde de arena. La actuación de Quilmes fue de las peores en los últimos cuatro años, con yerros poco creíbles, intentos estériles, centros fáciles de tirar que pegaban en rivales y otro tanto en contra evitable por cualquier elenco con mediana coordinación en defensa. Para muestra falta un botón: Matías Cortave fue amonestado cuando incursionó en el área como delantero y, al perder la pelota, le hizo un foul a Bellone.
La nada se terminó y Quilmes perdió muy feo. Fue un equipo anárquico, sin orden y retrocedió mil casilleros con respecto al partido anterior. Salvo los juveniles por su condición de tales, nadie se salvó del incendio. Tendrá que replantearse este plantel para qué quiere estar. En un campeonato donde ya no alcanzará el primer puesto, la clasificación al torneo reducido por el segundo ascenso puede quedar a seis puntos de distancia; y el ingreso a Copa Argentina a cinco. Sin embargo, está a nueve puntos de Villa Dálmine, equipo que hoy pierde la categoría. Con este nivel de trote en el campo (no se le puede llamar «juego» a lo que hace Quilmes hoy), el equipo de Coyette necesita de forma urgente sumar y, para eso, no parecerse al equipo que perdió con Güemes.
Todos los técnicos se vienen a equivocar a Quilmes….
Buena crónica.