RESURGE LA SUPERSOPA DE LA UNQ

La reactivación del programa Supersopa en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) marca un hito en la lucha contra la inseguridad alimentaria. Tras una pausa de cinco años, la caldera ha vuelto a encenderse, produciendo 7.800 porciones de una sopa altamente nutritiva destinada a comedores comunitarios y personas con necesidades.

Desde su creación en 2002, la Supersopa ha sido un símbolo de solidaridad y compromiso social, elaborado por estudiantes, docentes y graduados con ingredientes sencillos pero nutritivos. Esta sopa no contiene conservantes ni aditivos y se compone de hortalizas, carne, arroz y arvejas, garantizando una dieta balanceada para quienes más lo necesitan. Es más que un simple alimento; es una herramienta para combatir la pobreza y la desnutrición en Argentina y más allá, llegando incluso a regiones en conflicto en África.

El contexto actual hace que este programa sea más necesario que nunca. Con el 60% de la población argentina viviendo por debajo de la línea de pobreza, la inseguridad alimentaria es una realidad alarmante. En palabras de Anahí Cuellas, directora de la Planta Elaboradora de Alimentos Supersopa, «nos encontramos con una situación aún peor de inseguridad alimentaria». La reactivación del programa responde directamente a esta crisis, ofreciendo una solución tangible y efectiva.

El impacto de la Supersopa va más allá de la nutrición; es una manifestación del rol fundamental que las instituciones públicas pueden y deben jugar en sus comunidades. Frente a un constante cuestionamiento por parte del gobierno nacional y algunos medios de comunicación, la producción de alimentos de calidad en la UNQ demuestra la capacidad de las universidades para contribuir de manera significativa al bienestar social.

El sistema de madrinazgos y padrinazgos es otro aspecto destacable del programa, donde particulares y empresas realizan donaciones para apoyar comedores y barrios vulnerabilizados. Este modelo de financiamiento colaborativo asegura que la Supersopa siga siendo un emblema de nutrición solidaria. Además, la capacidad de almacenamiento en latas esterilizadas permite conservar el alimento por hasta dos años, garantizando su disponibilidad y seguridad para el consumo.

La producción de la Supersopa, junto con guisos de arroz y sopas de vegetales, es una prueba fehaciente de cómo la UNQ se mantiene fiel a su misión de servir a la sociedad. El próximo evento del 10 de julio, un locro abierto a la comunidad universitaria y vecinal, celebrará la vuelta de este programa, y será una oportunidad para reforzar los lazos comunitarios y destacar la importancia de la colaboración y la solidaridad en tiempos de necesidad.


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