Osvaldo Bayer vivió entre sus 4 y los 7 años en Bernal.
Allí, su nombre le fue impuesto al estudio de Radio Ahijúna.
Amenazado por la Triple A, fue traído por otros anarquistas a Quilmes, tabicado, sin que hasta hoy supiera dónde estuvo.
Participó como co guionista del film La Amiga (1988), filmada en la ribera local, con Liv Ullmann y Cipe Lincovsky.
Hace más de tres décadas, Bayer presentó en el Círculo Médico local la película Panteón Militar:
El 12 de agosto de 1995, participó del Juicio Etico y Popular contra Jorge Bergés, médico de la dictadura, el mayor acto de derechos humanos en el distrito:

En un prólogo recordó a Dora de Jaramillo, esposa de Luis, obrero desaparecido de Saiar (Ciollaro, Noemí: Pájaros sin luz. Planeta, 1999, p. 13).
Visitó el distrito en varias oportunidades. Alguna vez para dar una charla en el Club de la Avenida Mitre cuyo nombre no quiso pronunciar. Otra, para visitar al grupo de comunicación popular Comuneros, sobre la calle Saavedra entre San Martín y Moreno, cuando lo único que pidió fue que lo trayeran y llevaran de nuevo a su casa, debido a las dolencias de su cáncer, como acaba de recordar Víctor Zavistowsky (radio UNDAV), quien lo entrevistó en la UNQ antes de que lo declarasen visitante ilustre. Juntos también hablaron en una biblioteca de Solano.
A otro periodista local, Pedro Navarro, lo mencionó en uno de sus libros, como comprometido periodista, cuando se refirió a la lucha de los estudiantes de la Escuela de Bellas Artes.
El 18 de junio de 2009, recibió de la UNQ su título Honoris Causa.
Hacia septiembre de 2009, visitó la escuela que está a metros del Círculo de la Prensa de Quilmes:
Bayer presentó el libro Entredichos, de Fabián D‘Aloisio y Bruno Nápoli en la Escuela Media 3. Asistieron más de trescientas personas. Antes, Bayer estuvo en la Cooperativa Textil Quilmes, ex Filobel, expresando su solidaridad a los trabajadores. El escritor y los autores fueron presentados por el profesor Héctor Chalo Agnelli, en el marco de la convocatoria del Centro Paulo Freire (presidido por Walter Ormazábal) y la CTA. Los autores expusieron la experiencia de recopilar treinta años de polémicas de Osvaldo. Bayer hizo una síntesis e ilustró cada uno de los entredichos: con Gunter Lorenz, Rodolfo Terragno, Ernesto Sábato, Alvaro Abós, Mempo Giardinelli, Roberto Braschetti y Rolando Graña. No faltaron referencias a las luchas del movimiento obrero y el repudio a la reciente represión sufrida por los trabajadores de Kraft, ex Terrabusi.

Días después, escribió sobre los quilmeños:
Fui a visitar a los trabajadores de la Cooperativa Textil Quilmes, desalojados en agosto del edificio de la ex empresa Ferratex, luego Filobel y por último Fedabtex. Desde ese momento, los hombres y las mujeres del trabajo acamparon en las afueras del establecimiento. Allí están: sufriendo las inclemencias del tiempo y todas las humillaciones que representan no poder trabajar en su oficio y en su cooperativa, la forma más democrática para trabajar. La empresa, en octubre de 2008, despidió a 120 operarios, dejando en planta sólo a diez. Pero a los despedidos no les abonaron las indemnizaciones. Entonces éstos, con total sentido del verdadero derecho a trabajar, ocuparon la fábrica y fundaron una cooperativa, imitando el claro ejemplo de Zanon, que demostró como cooperativa ser superior en producción y en fuente de trabajo a los antiguos empresarios. Pero el juez Vendola y el fiscal Saizar ordenaron el desalojo de la fábrica. En vez de favorecer al trabajo, favorecieron la desocupación y la malignidad empresaria, que ni siquiera cumplió con el pago de las indemnizaciones. Pero los trabajadores no se rinden. Allí están, contra viento y marea. Los representantes del pueblo de Quilmes tienen que intervenir. Se trata de una fuente de trabajo y de trabajadores que quieren mantener a sus familias. No se les puede negar ese derecho indiscutible. Primero el trabajo y después la pequeñez de discutir si el empresario que no paga sigue teniendo todos los derechos de cerrar la puerta y mandarse mudar.
Osvaldo Bayer, La noble igualdad, 2009
BAYER INAUGURO CAFE CULTURA NACION EN QUILMES
Un 16 de junio, abrió el ciclo 2010 del Programa Café Cultura con una charla debate acerca del Bicentenario.
El escritor inauguró anoche el segundo año del ciclo Café Cultura Nación en Quilmes, con una charla a sala llena en la Casa de la Cultura. Bayer abordó una mirada histórica el Bicentenario: “para analizar los hechos debido a los tremendos errores que hemos cometidos los argentinos en estos últimos 200 años, y volver y revisar esos documentos maravillosos de Manuel Belgrano, Castelli y Moreno, que son increíbles y parecían estar avanzados más de 200 años ya que pensaban mejor que nosotros”.
Quilmes, 17 de junio de 2010
Las contradicciones de la historia argentina
“Los argentinos debemos preguntarnos qué nos pasó y cómo fue posible que hayamos tenido catorce dictaduras militares, cómo fue posible que después de los documentos de mayo del año ’13 que reestablece la igualdad de derecho de los pueblos originarios y la devolución de sus tierras, levantemos un monumento a un genocida como Roca, que hoy se sigue respetando aunque fue levantado por un gobierno que no era democrático, como el del general Justo, elegido para el denominado ‘fraude patriótico’. En esa época era vicepresidente el hijo de Julio Argentino Roca, con su mismo nombre, quien propuso el monumento a su padre, que ahí está, se hizo y nadie lo toca. Iniciamos una campaña que ha tenido un gran eco, porque hay que revisar la historia, documento por documento, basándose en la verdad histórica”.
Las enseñanzas de la historia
“Hay que contar la historia basada en la ética, saber que hicimos con la ética, porque se puede justificar todo como cuando presenté el proyecto en la Legislatura Porteña para que sacaran el monumento a Roca más grande y antiguo de la Ciudad de Buenos Aires, a 80 metros del Cabildo donde se proclamó la libertad de todos, y la mayoría de la Comisión de Cultura macrista me contestó que ‘en la historia hay que mirar hacia adelante’, por lo que contesté que entonces en Alemania tendrían que tener todos los monumentos de Hitler”.
“El pueblo tiene que aprender, es increíble como a veces los pueblos lo aprenden nada, ya que en Buenos Aires en 1913 el pueblo de la Capital Federal votó al primer diputado socialista de América, Alfredo Palacios, y 104 años después vota como intendente al señor Macri, lo mismo que Italia o Francia que tuvo grandes pensadores y hoy vota a Berlusconi o Sarkozy, lo cual es bastante ridículo, es increíble la historia del mundo y el dominio sigue siendo de unos pocos. Sin embargo en estos encuentros veo que la gente va cambiando, tiene interés, preguntan”.
El bicentenario
Con respecto a los festejos del Bicentenario, Bayer manifestó que “fue una sorpresa” y agregó que “fue algo espontáneo, sin incidentes, nadie lo aprovechó políticamente para hacer su propia línea y fue un ejemplo de ciudadanía y madurez, así que ojalá se repita”.
Su paso por Quilmes y los medios
“Viví en Bernal entre los 4 y los 7 años y es un verdadero paraíso. Hay diarios que me silencian y hay otros que siempre me han dado cabida. A mí Clarín me echó de la Redacción, cuando estaba Magneto, y mi nombre no se volvió a mencionar en el diario ni cuando publicaba algún libro o la película. En La Nación sólo me nombra Grondona para decir que estoy equivocado, lo cual me causa gran beneficio».

El 20 de septiembre de 2010, Bayer compartió la presentación del libro de Christian Petralito Marici Weu, sobre el exterminio del aborígen para la apropiación del territorio. El acto se hizo en el Museo Roverano a instancia de la Secretaría municipal de Cultura.
En enero de 2011, la Subsecretaría de Derechos Humanos municipal a cargo de Lilia Mannuwal se sumó a una propuesta de Bayer para recolectar llaves y bronces en pos de que Andrés Zerneri construyera el monumento a la Mujer Originaria que reemplazara al del genocida Julio A. Roca, en la Diagonal Sur de la Ciudad de Buenos Aires.
En noviembre de 2018, la UNQ proyectó el documental sobre Bayer Mi viejo rebelde.
TEXTOS SUYOS QUE CITAN A QUILMES:
«El amigo del pueblo» (1998)
Por Osvaldo Bayer

Tenía apenas 23 años. Era obrero, estudiante y ayudaba a sostener el hogar de sus padres y hermanos. Fue muerto por una patota uniformada. A tiros. Incontables. Cada impacto hacía pegar saltos a su joven cuerpo, hasta que cayó definitivamente. Cuando lo vieron exánime se aproximaron y sin preguntar nada lo “remataron”, como acostumbran decir ellos. Ocurrió el 24 de setiembre de 1976. En los años infames. El joven que cayó en un zaguán de la calle Pellegrini enfrente de la placita de Quilmes se llamaba José Martín Amigo. Hermoso nombre, sospechoso para el poder militar de esa época, tiempo en que la mitad del pueblo era “enemiga” y la otra mitad se callaba la boca.
Ahora, por iniciativa popular en Quilmes, el sector de juegos infantiles del parque de avenida Vicente López, entre Gutiérrez y Oscar Smith, llevará el nombre de José Martín Amigo, el joven asesinado hace veintidós años. Una nueva lección de la Historia.
El caso de José Martín Amigo serviría para demostrar lo canalla del régimen militar. Cómo, desde el poder, se llegó al colmo de la perfidia. El poder económico más el poder de las armas más el silencio del poder político. Fueron dueños de la vida y de la muerte, más, dueños absolutos de todo.
Al joven José Martín Amigo lo ejecutaron los lóbregos asesinos a sueldo del general Camps y del comisario Etchecolatz. Camps, muerto en libertad y en la cama, auxiliado con la santa extremaunción y la bendición papal. El segundo vive en su piso del Barrio Norte, edita sus libros donde cuenta sus hazañas y tiene entrada en el programa de Mariano Grondona, donde hasta tuvo imagen para burlarse de uno de sus torturados, el diputado Alfredo Bravo. Todo, Dios mediante y las leyes de obediencia debida y punto final del alfonsinismo.
Mas el caso del joven José Martín Amigo serviría para demostrar la falsedad de toda la cuidada exposición de la teoría de los dos demonios de la CONADEP explicitada en el prólogo del Nunca Más. José Martín Amigo, aun en los peores momentos de la dictadura, a pesar de que lo conocía todo el barrio de Quilmes Oeste por su actividad política y social, jamás usó seudónimo ni portó armas y vivió siempre en la misma casa con sus padres y hermanos. Cuando lo mataron llevaba en sus bolsillos sus documentos; la policía así pudo allanar de inmediato la casa paterna donde vivía. Los padres, horas después, debieron retirar el cuerpo ensangrentado de su hijo. El entierro fue una expresión de dolor popular, pese al miedo de aquellas horas en las que tener uniforme representaba ser de la raza superior.
Quienes conocieron al joven asesinado recuerdan hoy cómo lloraban los chicos y los grandes en su entierro. Irma de Sinagra, docente jubilada, describe así al José Martín Amigo que conoció:
“Su virtud mayor era la ternura y capacidad de organización. El trabajo comunitario en las villas y organizaciones barriales siempre lo tenían presente. Era el referente de la militancia juvenil de Quilmes Oeste. Estaba de novio con una chica llamada Adriana, quien también fue secuestrada por la policía y nunca más se supo nada de ella. José Martín Amigo era estudiante del sexto año de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica; le faltaba apenas un año para recibirse. Se financiaba sus estudios trabajando como tornero y como dibujante”.
Hasta que llegó el día en que se entristeció para siempre esa barriada: en la mañana del 24 de setiembre de 1976 José Martín Amigo salió para el trabajo, pasaba por casualidad el sodero del barrio en su viejo camioncito y lo llevó hasta cerca de la estación de Quilmes. En ese momento la “bonaerense” de Camps estaba haciendo una razzia y deteniendo gente joven. Amigo fue reconocido por alguien, primero le balearon las piernas y luego le atravesaron cada centímetro de su cuerpo con la metralla. Es curioso el comunicado del Comando de la Zona 1 del Ejército en el que hoy se puede leer el “delito” del joven estudiante y obrero. Dice que “sorprendieron a un delincuente subversivo arrojando panfletos en la vía pública”. Eso no es verdad pero, aunque fuera, la pregunta que cabe es: ¿era delito suficiente para balear así a un ser humano? En el comunicado quieren explicar de alguna manera el crimen oficial diciendo:
“Esta es la forma en que las organizaciones subversivas, luego de reclutar a sus incautos adeptos, los emplean, iniciándolos en tareas aparentemente de poca trascendencia (panfletos, pintadas de paredes, etc.) comprometiéndolos así con la organización y luego utilizarlos en asesinatos, secuestros, es decir, toda gama de su accionar asesino”.
Está bien claro el método Camps: primero matar y luego imaginar lo que podría llegar a ser la víctima.
“El barrio siempre lo tuvo presente y en los aniversarios de su asesinato concurrían los vecinos, casi en secreto, al cementerio y a las misas recordativas que el padre Farinello celebraba en la capilla de Nuestra Señora de Luján. Con la huida de los militares, en 1983, la gente del barrio se volvió a organizar y creó la agrupación ‘José Martín Amigo’, que tiene por estandarte los viejos ideales de solidaridad de los años ‘70. Así, cada Día del Niño se organiza la chocolatada en la Sociedad de Fomento del barrio y siempre se presta ayuda al necesitado. Hoy esa agrupación está funcionando con un puñado de jóvenes de 17 a 23 años que estudian y trabajan y se hacen tiempo para realizar trabajo social en la villa; su tarea está dirigida a los chicos, llevándoles no sólo comida sino también entretenimiento, aliento y compañerismo. Estos jóvenes que siguen el ejemplo de José Martín Amigo son en su mayoría hijos de viejos militantes populares”
Irma de Sinagra
El trabajo solidario, la mejor respuesta a los balazos de Videla, Camps y Etchecolatz.
Y ahora, el parque de juegos infantiles se llama “José Martín Amigo”. Votado por unanimidad por todos los bloques de concejales. Se inaugurará justo el 24 de este mes, cuando se cumplan 22 años del vil y cruel asesinato. El tiempo y la Historia hacen la síntesis de los valores: ese Videla, ayer todopoderoso, hoy se hace el enfermo para no ir a declarar ante el juez y presenta un certificado médico del hijo, y cuando le preguntan sobre sus crímenes dice no recordar nada.
Ese es el valor final de Videla. Ni él, ni Camps ni Etchecolatz ni ninguno de sus rufianes tuvieron el valor de pegarse un tiro ante ésta, la más absoluta derrota moral, como por lo menos hicieron algunos nazis que atinaron al buen gusto de meterse un balazo final en su podredumbre. No, Videla está esperando dar lástima para que alguien sienta conmiseración. Ni él ni sus verdugos jamás serán premiados con el nombre de un jardín de juegos para niños. Ese es el triunfo final de quien dio su vida por la sociedad solidaria. Pero no nos consideremos vencedores. Las Madres de Plaza de Mayo estaban en contra de todo monumento a los muertos y desaparecidos si no eran producto de una línea coherente de justicia y no sólo el fruto de un oportunismo edulcorado. Los mismos partidos que en el rol municipal de Quilmes votaron por el nombre de José Martín Amigo eligieron en la Capital Federal como juez a un paniaguado de la dictadura asesina. Guillermo Muñoz, asesor de los militares desde 1976 a 1982, electo nada menos que juez por el Frepaso, la UCR y el justicialismo. En esto vemos la falta de línea de conducta, el oportunismo, la trágica realidad de que se usa la Etica para conformar, pero al mismo tiempo traicionan lo más sagrado de la Moral. ¿Cómo es posible que se premie así a Muñoz, un personaje que vio impasible cómo sus “asesorados” mataban a mansalva, desaparecían personas, robaban niños?
¿Qué dualidad trágica es ésta? Necesitaríamos el estilo profundo y desesperado de Kafka para describir el oscurantismo aprovechado, el egoísmo, el oportunismo ramplón de los llamados representantes del pueblo.
Bussi gobernador, Patti intendente, Muñoz juez. Para ellos, el poder; para José Martín Amigo, la poesía.
Hasta que la poesía llegue al poder, cuando elijamos a luchadores con ética y no a sempiternos oportunistas. Los luchadores libertarios de principios de siglo llamaban “Hijo del pueblo” a todo héroe caído en la lucha por la dignidad y justicia. A José Martín Amigo le daremos el título indeleble de “Amigo del pueblo”.

La solidaridad no se rinde
Por Osvaldo Bayer (2009)
A pesar de ese pasado del espanto, la vida no se rinde. Vimos cómo en estos días se recordó, por ejemplo, el «Cordobazo» con aquel Agustín Tosco, grito de piedra pero sensible como pocos a la palabra solidaridad; vimos cómo se recordó a esos adolescentes increíbles de «La Noche de los Lápices» (a pesar de la pequeñez más que mezquina de esa directora del colegio que quiso amonestar a los adolescentes que salieron del colegio a recordarlos la semana pasada). Pero sí, se los recordó, con todo el dolor y la vergüenza de que argentinos hayan cometido esos crímenes tan cobardes y de una perversidad que nunca podrá superarse en la historia de la iniquidad humana. Y podemos seguir: que por fin se discuta la ley de medios de la dictadura que ningún gobierno elegido se atrevió a tocar desde 1983. (Sí, increíble, pensando que cuando cayó el nazismo alemán, todos aquellos medios que lo habían apoyado fueron callados para siempre, mientras que aquí no se tocó para nada a todos aquellos que alabaron en la peor rufianería a los criminales de la desaparición de personas con el argumento que emplearon esos gobiernos posteriores de «hay que mirar para adelante» o todo fue por la «obediencia debida» y pongámosle el «punto final».)
Pero no nos detengamos en ello. Hay otras fuerzas que van surgiendo cada vez más. La auténtica democracia, la que surge del llamado espontaneísmo de las bases. Me tocó ver en la escuela secundaria de la Villa 31, así, ahí, la de Retiro, cuando los alumnos pidieron saber algo más de las huelgas patagónicas del año ’21 y, luego del debate, un conjunto folklórico de pibes tocaron canciones criollas y resolvieron ponerle a su conjunto el nombre de «Facón Grande», aquel gaucho entrerriano que en la Patagonia marchó al frente de las peonadas a pedir más justicia y dignidad y fue fusilado por el Ejército Argentino en el gobierno radical de Yrigoyen. O cuando, apenas hace unas horas, el Concejo Deliberante del partido de San Martín resolvió apoyar el proyecto del monumento a la mujer originaria, que se hará con las llaves de bronce en desuso que donen todas las manos generosas. O cuando el club socialista alemán Vorwärts llevó a cabo un acto en homenaje al escritor más popular de la época, nuestro tan querido Osvaldo Soriano, por su amor por el pueblo y el llevar al protagonismo siempre hombres sencillos salidos de los recovecos de una sociedad injusta. O cuando el jueves pasado, en Corral de Bustos -busque el lector en el mapa dónde queda-, se llevó a cabo un debate acerca de los derechos de los pueblos originarios para que se los respete y que se enseñe la historia del genocidio y la esclavitud venida de Europa y continuada por los descendientes occidentales y cristianos. O, por ejemplo, siguen los ecos por el triunfo de los cooperativistas de Zanon, con el logro de la expropiación de la misma por la provincia, que termina con la incongruencia irracional de que la fábrica siguiera perteneciendo a los capitalistas que la abandonaron a costa de sus trabajadores. O la organización «Central Popular de Lucha» que comenzará el lunes 28, al mediodía, con una huelga de hambre frente al Congreso, con el lema: «Para acabar con la pobreza y la desigualdad hay que empezar a terminar con los privilegios».
No, no todo es lo superfluo de la televisión lo que domina, ni Maradona es el único tema de nuestras calles y nuestras inmensas llanuras. Por ejemplo, el caso Terrabusi debe pasar al primer plano del debate y no conformarnos con las opiniones de los burócratas situacionistas. El tema de las empresas que dejan cesantes a decenas de trabajadores debe pasar a ser el centro de la información. Debe pasar a debatirse en los medios, en las aulas universitarias, en las organizaciones barriales, sí, claro, y también en los templos, que para ese fin fundamental debieran existir: la paz, la solidaridad, la sonrisa eterna de la felicidad en el rostro de quienes promueven la producción y el bienestar con sus cuerpos y cerebros.
Y aquí no podemos dejar de señalar a los defensores de la naturaleza a ultranza. He leído hace poco el informe «Proyecto Ver», justo para el Día del Arbol, redactado por la Sociedad Alihuen, de Santa Rosa, La Pampa. Alihuen es una palabra mapuche que significa «Arbol en pie». El nombre lo dice todo y habla ya, desde el título, de una tradición de los pueblos originarios que hay que defender: el cuidado de la naturaleza y uno de sus principales soportes, el árbol. Recuerdo que, siendo niño, presencié en Tucumán una ceremonia donde, justo, la gente originaria de esas latitudes realizaba una ceremonia en la cual acariciaban a los árboles, a sus hojas y sus troncos. Y luego recordaban el despojo de sus tierras que sufrieron los indios quilmes, desalojados por los conquistadores españoles y trasladados a lo que hoy es el Quilmes bonaerense. Me impresionó el texto del «Proyecto Ver», que partió con una encuesta de barrio por barrio en la capital pampeana con preguntas a todos los habitantes acerca de los espacios verdes, para que se interesen sobre los árboles de sus veredas, de sus rutas, como un problema sustancial de vida. Enseñar ese deber ciudadano. Y proponer soluciones para luego llevarlas a cabo, empujar a sus representantes a mirar lo verde para que no se vuelva todo amarillo. Que el ciudadano protagonice la defensa de la naturaleza y no que todo quede en manos de quienes, desde el dinero, permiten una explotación minera perniciosa y fatal para el futuro. Eso es sentirse protagonista, es ser verdaderamente democrático y no conformarse sólo con poner un papelito con nombres en una urna cuando lo convocan a votar candidatos. Y hermoso el nombre de Alihuen, justo un concepto usado por los pueblos nativos.
Por eso también me pareció un paso adelante lo que ha llevado a cabo la Universidad Nacional de Rosario: la creación de una cátedra llamada «Pueblos originarios», para aprender de su cultura, profundizarla, revisar la historia y sus principios de «progreso». El debate. La inclusión de todo lo bueno que pueda significar verdadero progreso. Que no puede significar otra cosa que defensa de la vida.
Por eso me gustó el coraje civil de los miembros del Concejo Deliberante de Salto, que resolvieron terminar con el nombre de una calle dedicada al genocida coronel Rauch, contratado por Rivadavia para exterminar a los ranqueles, habitantes de las pampas bonaerenses que -según Mansilla- «eran más buenos con sus mujeres que nosotros, los de origen europeo». Rauch, el europeo mercenario, ganó dinero por matar. Aquí en la Capital, la diagonal entre Corrientes y Riobamba que llevaba ese nombre pasó a tener el digno y popular nombre de Discépolo, el poeta del pueblo. Pero muy pronto, los correveidiles del poder de turno le pusieron el nombre del asesino Rauch a una calle allí nomás, entre Salguero y Medrano. Pero ciudadanos conscientes me han comunicado que siguen la lucha, a pesar de Macri.
También en el arte vemos que la gente generosa no se rinde: hemos podido ver que en el Bauen, ese antiguo hotel de lujo convertido en un lugar del pueblo por los trabajadores del mismo, se exhibe en su sala teatral una versión ejemplar del Sacco y Vanzetti. Con actores y actrices platenses que enaltecen con su capacidad esa tragedia de los trabajadores italianos condenados a la silla eléctrica por el poder omnímodo del sistema de Washington, sólo por ser luchadores del pueblo. Cuarenta años después de ese asesinato «legal», la Justicia norteamericana pedía disculpas al mundo por haberse «equivocado». El cinismo a veces no tiene límites. Sí, y todo en nombre de la «democracia». O por ejemplo, otra obra teatral, las Memorias del agua, de Jorge Gómez, donde se trata con soberana ironía el sistema que destruye la vida al convertir los torrentes de agua del mundo natural en gotitas tratadas con instrumentos y la lucha del hombre para detener la destrucción de la naturaleza que ese sistema realiza sin escrúpulos. Una obra penetrante, terrible, que refleja el sistema egoísta que nos está destruyendo. Y desde allí, al teatro Cervantes, donde esa increíble Cecilia Rosetto nos pasea por la canción, el amor, el canto a los sentimientos de la hermosa humildad de los paisajes latinoamericanos y nos devuelve a la infancia con el color de las melodías de aquellos barrios porteños. El arte que defiende los verdaderos valores que un sistema y la cobardía del poder que domina al mundo trata de quitarnos allí donde la palabra «ganancia» y «réditos» atropella a diario lo que tiene que ser la esencia del ser humano: la paz, la mano abierta, la sonrisa eterna de nuestros niños. Por eso, lo repetiremos por enésima vez: no hay verdadera democracia donde hay niños con hambre, no hay verdadera democracia donde hay villas miseria, no hay verdadera democracia donde hay desocupados.

El memorial que acaba de ser derrumbado por Vialidad Nacional
Yo lo conocí a Don Osvaldo Bayer con su humildad a cuestas… Juntando llaves para honrar a la mujer originaria… con su saber y su búsqueda en la memoria del pueblo escribió La Patagonia Rebelde denunciando una masacre de los oligarcas contra los peones rurales y sus mujeres las facones largo uno de los reclamos eran velas para iluminarse. Peña Braun, obreros masacrados y hoy el oscurantismo quiere apagar la memoria no solo de Don Osvaldo, sino de la lucha del pueblo.