Por Washington Uranga
“Poner en duda las políticas de derechos humanos, negar a los desaparecidos y desaparecidas, erigir a condenados por delitos de lesa humanidad como patriotas, dar la espalda a las familias más pobres para satisfacer la avaricia de los ricos, destruir la industria nacional, proponer una economía entreguista se parece mucho a aquel nefasto ‘Proceso’ comenzado en 1976”, se lee en una declaración emitida por la diócesis católica de Quilmes, a través de su Vicaría de Solidaridad y los departamentos de Justicia y Paz y Pastoral Social, con motivo de la celebración religiosa del domingo de Ramos y el 24 de marzo como día de la Memoria a 48 años del golpe cívico militar.
El documento se conoce dos días después del que difundiera la Comisión Nacional de Justicia Paz del Episcopado con un áspero análisis de la situación socia y del encuentro que la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal mantuvo con el presidente Javier Milei, reunión en la que los obispos plantearon su preocupación por la realidad económica y las dificultades que atraviesa sobre todo la población pobre y más vulnerable.
El documento de Quilmes, titulado “¿Dónde está tu hermano, dónde está tu hermana?”, aludiendo a una frase bíblica, agrega que lo que está ocurriendo actualmente “se parece mucho a la entrega de los años 90 que supo parir aquel dolor social de 2001”. El titular de la diócesis de Quilmes es el obispo Carlos José Tissera, quien además preside Caritas argentina.
Respecto de la cuestión específica de los derechos humanos la diócesis de Quilmes afirma que “en unidad con todos los organismos de Derechos Humanos y, desde nuestra rica historia diocesana en Quilmes, levantamos nuestros ramos pidiendo al Dios de Jesús que reine en nuestra historia con más Memoria, Verdad y Justicia”.
Subraya el texto que se adopta esta posición “especialmente cuando, desde el Gobierno Nacional, se ironiza con el símbolo de ‘los/as 30.000’ negando aquel plan sistemático del terrorismo de Estado; cuando se vacían las políticas de derechos humanos y se vuelve a dar injerencia a las fuerzas armadas en asuntos de seguridad interior”. Se advierte además sobre “políticas económicas (que) nos recuerdan los peores momentos del empobrecimiento de nuestra Patria”, cuando al mismo tiempo “se derogan leyes que limitan la extranjerización de la tierra y se ofrecen nuestros recursos naturales al mejor postor”.
Entre las consideraciones se denuncia también que “los salarios de trabajadores y trabajadoras, la salud, las jubilaciones, la educación, la investigación científica se miran como ‘gastos’ o ‘salidas’ en una planilla contable y no como inversión en humanidad, en futuro, en grandeza de la Patria”.
Reafirmando que “somos de aquellos y aquellas que creen en la justicia social como un horizonte para diagramar programas y proyectos desde donde soñar nuestra convivencia” los católicos de Quilmes ratifican lo ya señalado por sus colegas de Merlo-Moreno cuando afirmaron en días pasados -parafraseando al papa Francisco- que “no basta con la legitimidad de origen”, sino que “el ejercicio del poder debe llevarnos a la construcción de sociedades más justas y más humanas”.
En razón de ello se sostiene ahora que “las medidas de este gobierno, a 100 días de su asunción, han hecho añicos la realidad de miles de familias, ha puesto en jaque la integración de la Nación”.
Se señala entonces que “debajo de las palabras y los discursos de ocasión, hoy como ayer, quedan en evidencia los hechos que revelan la realidad: multitud de pobres cada vez más pobres, más desigualdad, más violencia, más individualismo, menos Patria”.
Y se preguntan los católicos de Quilmes si “¿Podremos responderle a Dios por el paradero de nuestros hermanos y hermanas?”
El documento termina afirmando que “junto a las Madres y a las Abuelas, comenzamos una nueva Semana Santa marchando por Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo al encuentro del Dios de la Vida”.