
… «Se vemo», como dice Gabriel Torres cada vez que un concierto se transforma, de su mano, en un encuentro de amigos. En ese clima se fue llenando de acordes la noche de sábado en el Club Mitre con la presentación de Juan Falú, enorme músico, compositor, cantor, sobrino del célebre Eduardo Falú, actuando en la ciudad en una fecha especial, y en el lugar propicio.

Gaby Torres abrió con parte de su repertorio, con un homenaje a Alicia en el país… de Serú Girán, con su temperamento que el escenario potencia, hasta que junto al maestro deleitaron con sentimiento y calidad.
La particular versión de Alfonsina y el mar, en manos de Falú fue la apertura de una gran caja de sorpresas, de la que salieron estilos de don Atahualpa Yupanqui; un homenaje a Brasil por su exilio de ocho años, una bella zamba «que siempre me la piden» dijo, con pudor.
«En pelotas, como nuestros antepasados»
Al tiempo que habló de José de San Martín, entre tema y tema, Falú hizo aportes valiosos a la actualidad social: «Estamos viviendo una pesadilla, un gobierno que está haciendo un golpe de Estado, hoy más que nunca tenemos que estar codo a codo», y enseguida sonó Bando, una canción inspirada en la epopeya blanca del Libertador. Evocó luego a Teresa Parodi y Liliana Herrero, con quienes creó Mojones, crónica de canciones que hablan de nuestra historia. Con Milena Muro, joven concertista quilmeña, entregaron un hermoso tema a dúo.

La Patria no se vende
«Los sueños que no perdimos están siempre latiendo en el corazón, la patria no se vende», dijo y la platea estalló coreando.
Entre sus últimos temas, interpretó la gran página de amor de don Ata, La moza del Portezuelo, con una ternura indescriptible.

Mas adelante habrá de rendirle homenaje a Jorge Marziali (fallecido un 9 de julio cuando visitaba la tumba del Che Guevara en Santa Clara). Relató que el mendocino le había escrito un texto que él extravió y encontró después de aquella fatídica fecha de 2017 («es como el túnel del tiempo», imaginó) para ponerle música a una letra que habla de la despedida de esta vida: «Cuando me vaya, lo haré en un coche comedor».
La calidad instrumental con que afrontó La añera tuvo su contrapunto en el humor que mechaba entre temas, ya sea para hablar de los vinos y los franceses, ya para referirse al cableado sobre el escenario: «Si bajo y tardo en volver es porque me enredé en este millón de cables», bromeó.
El público le pedía más y el artista no tenía apuro en irse. Cuando preguntó qué hora era, desde el fondo le respondió Julio Lacarra: «¡Temprano!». Falú convidó a quedarse «hasta las doce, por lo menos». Es que a esa hora se iniciaba el 24 de marzo, día de la memoria a la que todas las personas presentes adherían, preludio de la Plaza desbordante que tendría lugar horas después.

Excelente evento
Gracias x subir la información
Que buena crónica del recital!!