El reciente encuentro del Grupo Parlamentario de Amistad con el Reino Unido, que debería haber sido un espacio de diálogo y cooperación, se transformó en un episodio que expuso profundas diferencias sobre la memoria y el respeto a los símbolos nacionales. En el centro de la polémica se encontró la diputada kirchnerista Agustina Propato, quien eligió asistir al encuentro con una remera en homenaje a los caídos en la Guerra de Malvinas.
Martín Tetaz, diputado radical, sorprendió al pedirle a Propato que se cubriera la remera para no incomodar a la embajadora británica, Kirsty Hayes. La respuesta fue clara: Propato se negó, reafirmó que su vestimenta no era sólo una elección personal, sino un tributo a quienes dieron su vida por la soberanía argentina en 1982. La embajadora se negó a salir en la foto oficial, justificó su decisión: “Nosotros también tenemos caídos”, pero en lugar de abrir un espacio para un intercambio respetuoso sobre ambas memorias, su reacción profundizó la tensión.
El gesto de Tetaz, aunque presentado como un intento de calmar la situación, se convirtió en una acción que muchos interpretaron como una concesión innecesaria a los intereses británicos, que desvaloriza una expresión legítima de patriotismo.
Este episodio deja al descubierto un conflicto no resuelto: ¿Cuáles son los límites de la diplomacia cuando se ponen en juego los símbolos nacionales? La intervención de Tetaz busca mantener la cordialidad en un encuentro formal con los representantes del gobierno que hundió en un acto criminal el Crucero General Belgrano y pareció sugerir que la sensibilidad diplomática debe prevalecer incluso por encima de los principios nacionales. Esto plantea una peligrosa señal de subordinación a intereses extranjeros en un tema tan sensible como la soberanía sobre las Malvinas.
Propato defiende la Causa Nacional
La legisladora, en las redes, expresó su indignación por el pedido de la embajadora, de Tetaz y otros diputados. “Esta es la remera que no pienso sacarme”, escribió, dejando claro que para ella, la defensa de los caídos y veteranos de Malvinas no es negociable, ni siquiera en un contexto diplomático.
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Recordó que la embajadora exigió que se quitara la camiseta para participar en la foto oficial, un gesto que, más allá del protocolo, buscaba silenciar una declaración de principios.
“Los diputados Martín Tetaz, Lisandro Almirón y Margarita Stolbizer avalaron la exigencia de la embajadora inglesa. En honor a nuestros caídos, héroes, veteranos de Malvinas y a todos nuestros compatriotas, en mi corazón llevé y llevaré estampada: ‘LAS MALVINAS SON ARGENTINAS’”.
Una reflexión necesaria
Este incidente invita a una reflexión profunda sobre el rol de los representantes argentinos en escenarios del mundo. Defender los símbolos nacionales no es un acto de provocación, sino de convicción. Más de 40 años después del conflicto, las Malvinas siguen siendo un terreno de disputa diplomática, pero también un espacio de memoria y respeto que no debe ser negado ni minimizado en nombre de una supuesta cordialidad.
La firmeza de Propato resalta la importancia de recordar que los símbolos y la historia no son adornos, sino pilares de nuestra identidad. En lugar de pedirle a una diputada que oculte su remera, la pregunta es por qué resulta tan incómodo que llevemos nuestro dolor e historia a todos los escenarios, incluso aquellos donde el diálogo y la diplomacia deben coexistir con el respeto a la memoria nacional.