
El conflicto con las universidades es el que más preocupa al gobierno, por lo que se radicalizan los adeptos al régimen que intenta consolidarse.

La arena universitaria concentra la resistencia a la avanzada liberal corporativa, lo que dominó la agenda de esta semana: Desde el lunes, entre estudiantes de la UNQ, militantes de derecha arrojaron gas pimienta de los usados por la OTAN. Para el día siguiente, asambleas estudiantiles habían votado tomar las Facultades a lo largo del país, incluso en reductos conservadores como la de Derecho de la UNLP, por primera vez en 118 años. El miércoles, los centros de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) marcharon con antorchas hasta la máxima área educativa argentina. El 17 de octubre de histórico aniversario, Cristina Fernández sorprendió a estudiantes, graduados, docentes y no docentes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Desde ese jueves al viernes, las casas de altos estudios pararon 24 horas contra el veto del Poder Ejecutivo Nacional a la Ley de Financiamiento Universitario.

El lunes, en la Universidad Nacional de Quilmes, mientras las clases seguían con normalidad, muchos estudiantes deliberaban en asamblea en el ágora acerca de la toma como parte del plan de lucha. Allí, cuando pidieron la palabra dos alumnos que repitieron el discurso que baja del poder, acompañados por otros varones que no eran estudiantes, la mayoría los echó al grito de «fuera, fachos». En ese momento, uno de los provocadores extrajo un tubo metálico con el que roció gas pimienta sobre una mujer. Quedó filmado. Luego, la foto del tubo usado exhibió su origen, aunque despertó suspicacias respecto de cómo llegó a manos de ese «universitario».
El pretendido estudiante que cree que «a la facultad se va a estudiar y no a hacer política», fue identificado como quien encabezó una manifestación política frente a la agencia Télam cuando el gobierno avanzaba contra los trabajadores.

Minutos después del incidente en la UNQ, la quilmeña Estefanía Albasetti (concejala LLA) dijo que los suyos eran las víctimas: «Estudiantes de Izquierda agredieron y lastimaron a estudiantes libertarios en la Universidad de Quilmes».
La contrarió otra concejala; no una kirchnerista sino de la Unión Cívica Radical, la abogada Daniela Ferreyra, quien en su rol de estudiante de otra carrera defendió la educación pública y responsabilizó a Albasetti por los hechos de violencia. Es la dirigente de Franja Morada que recibió la gaseada en la cara.

La escalada incluyó a la Jefa comunal de Quilmes, Mayra Mendoza, quien, desde un primer momento fue a la UNQ a acompañar a los agredidos y participó de una conferencia de prensa con estudiantes, personal docente y no docente, dirigentes y ediles de distintas fuerzas que acompañaron a la comunidad educativa que reclaman por la pérdida del poder adquisitivo del salario.

Mayra dejó claro que la toma de la UNQ es simbólica, ya que “puede seguir con sus cursadas. La universidad necesita su presupuesto para sostener los laboratorios que tiene la UNQ o el colegio secundario de la universidad. La UNQ tuvo un 400% de aumento de las tarifas de servicios de luz, y no puede sostenerse. Las Universidades son el eje de la movilidad social ascendente de la Argentina. En el conurbano, muchos son primera generación de universitarios. Forma parte del progreso de la Argentina; cuidar a las universidades tiene que ver con cuidar el presente y el futuro».
La Universidad no tiene identificado a los agresores como estudiantes inscriptos. Medios locales como Noticias CPB, identificaron a Julián Rodríguez, como un asiduo concurrente al despacho y a los actos de Albasetti, que sale en muchas de las fotos que la concejala postea. Este militante de LLA, momentos antes del ataque, había amenazado en las redes: “Es ilegal tomar la UNQ. Vamos a atacar”.

Los militantes de La Libertad Avanza fueron denunciados por Daniela Ferreyra, de Franja Morada, a partir del ataque que afectó a otros estudiantes. Horas después, amplió la denuncia en sede judicial para que se investigue a la edila Albasetti por «incitación a la violencia».
Su sector del radicalismo no es el único antiperonista que ve los límites del experimento de la libertad de mercado.


Los aliados del gobierno repudiaron la violencia con una tibieza que no se condice con sus habituales invectivas contra el peronismo.
Desde la lindante Lomas de Zamora (el segundo distrito más grande del conurbano sur), el ex Secretario de Seguridad Héctor Corrado, referente regional de Horacio Rodríguez Larreta (quien defendió a la educación pública en las marchas), proveniente de una familia de inmigrantes con limitaciones económicas, que llegó a abogado en la Universidad de Lomas, enfatizó:
«Es inaceptable que las universidades no tengan recursos para funcionar. Si bien las formas de protesta pueden no ser correctas, eso no justifica las agresiones por parte de sectores libertarios. Lo que vimos en Quilmes es alarmante (…) No estamos ante un movimiento que busque derrocar a un gobierno, sino ante estudiantes defendiendo sus derechos y el financiamiento que necesitan. Lo único que se va a lograr con discursos de odio, viniendo del presidente y sus funcionarios, es más violencia en una sociedad ya exhausta y cansada».
Una de las principales espadas de Lilita Carrió, la diputada Mónica Frade, también quilmeña, habló de “Infiltrados, como en las marchas de jubilados los miércoles. Sobre esa berreteada se suben los que quieren capitalizar la lucha del estudiantado, como sucedió hoy. Que sean los estudiantes, los que defiendan su lucha, sin vivarachos/as”.
Hasta Mirtha Legrand fue categórica: “Quiero expresar mi apoyo a todos quienes hicieron grande la universidad pública argentina”.
La cuestión universitaria es crucial para el gobierno porque ha sido las que más participación concitara en las marchas, que este miércoles se replicaron en distintas regiones del país.

La actividad más notoria fue la de las antorchas de los centros de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que caminaron hasta el Palacio Pizzurno, sede de la Secretaría de Educación de la Nación.
A mayor temor gubernamental, mayor represión. Por caso, en Rosario detuvieron a Franco Casasola, del sindicato docente AMSAFE, por manifestarse contra una reforma previsional que afectaría a trabajadoras y maestras. Su compañera Miriam Bregman nacionalizó el caso. Horas más tarde, él y otros manifestantes fueron liberados, aunque procesados.

En Rosario, fue filmada una cachetada a un partidario de Milei, apenas terminó de expresarse contra la toma, pero el solitario agresor fue rodeado de inmediato por los estudiantes que le reprocharon su inconducta.
El jueves 17 de octubre, mientras un sector del peronismo hacía un acto en Berisso (donde Cipriano Reyes saliera con una columna obrera), Cristina Fernández elegía la no menos simbólica Avellaneda, donde los obreros cruzaron el Riachuelo a instancia de la huelga iniciada el 16 de octubre, donde destacara el gremialista Aníbal Villaflor, futuro intendente, padre de los desaparecidos Raimundo y Rolando, además de tío de Azucena, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo. (Mi nota nacional)
La viuda de Kirchner quiso estar este 17 de octubre en ese lugar, donde hoy está la resistencia, según explicitó junto a Jorge Calzoni, rector de la UNDAV.
Allí, la kirchnerista Azul y Blanca le ganó a la lista del intendente Jorge Ferraresi las elecciones de cogobierno en el Consejo Superior y todos los Consejos Departamentales.

Del jueves al viernes, las universidades pararon 24 horas contra el veto del Poder Ejecutivo Nacional a la Ley de Financiamiento Universitario.
Así transcurrió la semana, con una suma de movilizaciones masivas, toma de edificios, paros docentes y no docentes, vigilias, ruidazos, clases en las calles, descriptas desde el Centro de Estudios Legales y Sociales como “Una comunidad que se une en la lucha contra el ajuste a la educación”.