Por Gallego Fernández
Falleció Manuel Gallardo, Héroe de la Resistencia. Peronista hasta las tripas habitante de Quilmes, fue un activo militante del Movimiento. Desde el primer día se anotó en la lucha. Salvado apenas de los fusilamientos de 1956, utilizó todas las formas de sabotaje contra los gobiernos posteriores a Perón. Con el fierro en la cintura, se cansó de poner ‘caños’ y miguelitos por las calles, los bancos y las vías del tren. Así, fue preso Conintes durante cuatro años. Salió y siguió militando. Con otros compañeros, recuperó el sable de San Martín, para llevárselo a Perón. Una cantada desbarató la operación que pagó con dos años más de cárcel. Al salir y saber que lo buscaban, se refugió en el interior de Parque Pereyra Iraola donde sobrevivía vendiendo golosinas; hasta que fue descubierto y se comió casi cuatro años más. Cada cana significaba torturas, golpes y denigración. Después vino la democracia y desarrolló una militancia permanente y de bajo perfil. Nunca lucró con su historia. Revivió con Néstor y Cristina y comenzó a predicar en mil locales y reuniones. Era buscado por los jóvenes por su lenguaje, por su conducta y por su apoyo a Néstor y Cristina. Ya de grande estudió y se preparó para cada charla. Pero se asignó una misión que lo enaltece y habla de su grandeza. Dedicó muchos años a buscar a los compañeros de la Resistencia que vivían en la pobreza y la austeridad. Los ubicaba, porque los conoció a todos, y les gestionaba su pensión. Decenas de héroes olvidados, viviendo con dificultades económicas pudieron tener su pensión, gracias a Manuel. Ese era Manuel Gallardo, valiente, solidario y peronista. Hasta siempre, compañero.
Foto: Manuel y su hija Gaby, junto al sable de San Martín.
Buena nota.