Absolvieron a los acusados por crímenes de hace justo medio siglo, que ligan a vecinos de Quilmes y F. Varela. Adelanté parte de la historia que publico aquí, anoche, por radio:
Algo de contexto:
El ex comisario Rodolfo Fischietti, de la Policía Federal, denunció que el 20 de marzo de 1975 se desató el Operativo Rocamora, apellido del entonces Ministro del Interior, contra la ciudad de Villa Constitución. Cuatro mil integrantes de diversas patotas, embrión de los grupos de tareas, coparon el sur santafesino, secuestraron a 200 delegados y trabajadores de las fábricas Acindar, Metcon, Marathon y Vilber y comenzaron a torturarlos en el edificio de Acindar, pagados a razón de 200 dólares al día por los empresarios, entre ellos José Alfredo Martínez de Hoz, gerente general de Acindar. Era el ADN del terrorismo de Estado: delincuentes de guante blanco ordenaban y pagaban a sus cancerberos para desaparecer a una generación de jóvenes trabajadores con ideas revolucionarias, desaparecidos a partir del 24 de marzo de 1976, cuando Martínez de Hoz fue el ministro de Economía. Medio siglo después, la decisión de los jueces federales ratifica que la decisión del verdadero poder en Argentina es consolidar la impunidad de los delincuentes de guante blanco, la verdadera y única casta que existe. La historia no habla del pasado, denuncia el por qué del presente.
Carlos del Frade

Rumbo a Villa Constitución
El varelense Felipe Romeo y la revista El Caudillo (hecha por quilmeños) se despidieron de sus lectores el 19 de marzo “por un lapso difícil de precisar” e invitaba a una sangrienta “noche de San Bartolomé” que matara a todos. Hojas más adelante, destacaba con foto al trío José Rivela (intendente de Quilmes), Herminio Iglesias (lo era en Avellaneda) y Lorenzo Miguel.
Revista en mano, un militante de la ultraderecha criticará:
–… Los de la UOM no se contentan con secuestrar y matar. A veces, operan drogados; afanan cosas de las casas; violan…
La respuesta, que habría de resonar por mucho tiempo, sonó tan categórica como quien la profirió, el asesino múltiple que andaba por Quilmes Aníbal Gordon:
–Tranquilo; después de un tiempo, vamos a matarlos a todos.[1]
[1] Gasparini, 2005:245
Esa semana, para cuando Romeo dejó la revista en imprenta, ya estaba en viaje –aseveran– a Villa Constitución, Santa Fe, entre cien autos en una caravana de dos kilómetros con Gordon y el ex asistente del comisario Villar, Jorge Chiche Muñoz.
El 20 de marzo, junto a empresarios de Acindar, patotas de la UOM, la JSP, militares y policías allanaron casas, secuestraron, torturaron y desaparecieron a activistas obreros; apresaron a dos centenares y mataron más de veinte delegados de las paritarias que disputaban salarios.
Ecos de Villa Constitución
Santa Fe: “Complot guerrillero de largo alcance”, tituló El Sol, aunque no fue el único diario en la operación de prensa que Nicolás Barrionuevo leyó con cordobesa tonada:
–Esto es una campaña orquestada. Ya vimos cómo lo hacen. Igual que en Ezeiza, primero nos matan, después nos culpan.
En SAIAR, en cambio, el más viejo directivo recordó los dichos del amigo de Suárez Mason, la que se viene será terrible.
En Sarandí, donde Gordon tenía cómplices, la ráfaga del 30 de abril cerca del río despertó a un menor que vio a siete hombres huir en dos coches mientras dejaban otro incendiado.
Carbonizado, junto a veinte cápsulas quedó un cuerpo vendado en el baúl del auto cuyos vidrios tenían la patente de Santa Fe 280.665.
–Sí, sí, era el mi hijo –declaró Guerino Rodolfo, quien viajó desde Villa Constitución a reconocer una hebilla de cinturón.
Rodolfo Angel Mancini (24 años), trabajaba en MetCon, una de las fábricas en huelga desde la masacre de marzo. Igual traslado a Avellaneda había hecho con Bufano y Fisher, delegado de Miluz que en el ‘74 hablara junto a Tosco y René Salamanca en Villa Constitución.
Durante la jornada siguiente, en la Plaza de Mayo, Eduardo Duhalde encabezó una columna para oír a Isabelita mientras coreaban:
“A la lata, al latero / queremos las cabezas de los jefes Montoneros”.
Por entonces, la discusión paritaria fue de enorme tensión. Esto decían:
–Compañeros: la resistencia está en Villa Constitución. Se enfrentan a los dueños de la Argentina, como Martínez de Hoz, que harán ahí un campo de pruebas contra la lucha popular.
Hubo aplausos y otro laburante tomó la palabra:
–Quiero hacer una moción concreta: que donemos un día de sueldo al mes para el fondo de huelga de los compañeros de allá.
Entre murmullos, asintieron. Cientos de manos se levantaron y, al término de la asamblea, los de las comisiones internas se miraron:
–Ahora hay que designar compañeros que lleven el dinero.
El Barba Gutiérrez habrá de ir con otros delegados, que miraron de lejos la zona fabril y el caserío para obreros, cercado y custodiado.
–Parece un campo de concentración.
Cuerpo a tierra, en la oscuridad otoñal, una decena de obreros se arrastró bajo los alambrados, evitaban hacer ruido, por los perros, y auscultaban la posibilidad de algún reflector.
En uno de los barrios más periféricos buscaron una dirección. Sólo cuando estuvieron dentro, se abrazaron con el anfitrión:
–¡Qué gusto verlos! ¿Tuvieron algún problema?
–No, no, lo normal; pero ya estamos, con el fondo de huelga.
Los delegados de cada fábrica metieron la mano bajo sus ropas y sacaron paquetes de dinero que entregaron al desconocido.
–Bueno, compañeros, muchas gracias. Háganle llegar nuestros saludos a todos los del conurbano sur. Apreciamos su gesto.
Apareció la dueña de casa con un mate humeante:
–Les preparamos casas para que se repartan y puedan dormir. Tienen lugar porque los jefes de familia están detenidos o…
–Cuatro días después que Mancini apareciera allá, ametrallaron al operario José García y a Jorge Chaparro, de Acindar.[2]
[2] El inmediato 17 de mayo, Martín O’Harris Larzábal, gerente de Relaciones Públicas de MetCon, será muerto por los Montoneros. Raúl Alberto Amelong, subgerente de Calidad de AcIndAr, el 4 de junio. Evita Montonera, Nº 5 y 6.
Amelong (h), Juan Daniel, es un ex teniente coronel del Ejército con cinco condenas por su actuación durante la dictadura, defendido por la vicepresidente Victoria Villarruel a quien mencionó en el debate de candidatos de 2023. Del Frade tiene razón.
Excelente informe, son temas que es necesario recordar de una Argentina desconocida para las nuevas generaciones.