AL QAC LE FALTO PARA LLEGAR A LA FINAL: JUGARA EL REDUCIDO

CORDOBA (enviado especial) – Fotos: Natalia Lacorte / La Voz del Interior

Sacan del medio y todos los hinchas de Belgrano se disponen a despedir a su equipo. Es el último partido de la temporada ya que no clasificó al torneo reducido por el segundo ascenso. En un rincón de la cancha, en el banco de suplentes, los futbolistas de Quilmes siguen el partido en Tucumán con un smartphone y distintas aplicaciones.

Sin goles, los conjuntos parecen nerviosos. Quilmes se suelta un poco más luego de los embates iniciales de Belgrano. Pero no hay nada para destacar. En la zona de palcos, muy pegados a los bancos de suplentes y casi al ras del suelo, los cerveceros siguen el partido en Tucumán. No pasa nada.

En eso, una bola se desprende para Mariano Pavone, quien es derribado por Tecilla. Penal. Todos los piratas intentan intimidar a Facundo Pons, el ejecutante. Hasta que se acerca Adrián Calello y le dice «hoy es un lindo día para hacer un gol». El 10 cervecero le pega fuerte y a un costado. El 1 a 0 posiciona mejor al elenco bonaerense. En Belgrano y en Tucumán reciben el golpe.

En esos minutos, es el equipo de Facundo Sava el que domina las acciones y la tabla. Al toque, Pavone recibe en el borde del área chica y, de una, mete un remate cruzado que Nahuel Losada despeja de forma espectacular. «Culiao, Pavone, culo yoto», grita un plateísta. El Gigante de Alberdi se desgasta en aplausos para el 1 cordobés. En la siguiente jugada, Pons es derribado por Olivera en el área. «Este es más penal que el otro», dice un obeso periodista que tiene puesta la camiseta de Belgrano.

«No entiendo qué hacemos con tanta gente en campo de ellos», rezonga un colega bonaerense. En tanto, en La Ciudadela tucumana no pasa nada. «Se lo comió Tigre», respira aliviada Dianela Da Alesandro, periodista de El Tablón QAC.

En eso, Belgrano se rearma, pasan los minutos y controla la pelota. Quilmes parece estar nervioso porque, por dos fuertes patadas, son amonestados, en menos de cinco minutos, Adrián Calello y Ramiro Arias. La B contesta con un cabezazo en el segundo palo de Balboa, le erró y por poco no fue el empate. Pero no fue la más clara del segundo tiempo.

Por las pantallas de los celulares todos ven el gol que se come San Martín en San Miguel de Tucumán. «La atajada del campeonato», dice un dirigente de Quilmes. Quizá. En eso, lo tiene Vegetti en los pies, pero Saracho se tira muy bien abajo y le saca la pelota. El 9 cordobés no lo puede creer, al punto de que de tantas protestas Rey Hilfer lo amonesta. Reclama un penal que no fue.

Facundo Pons (tapado) grita su gol. Lo secundan Tomás Blanco, Gabriel Mendoza, Mariano Pavone, Tomás Bottari, Brandon Obregón (tapado) y Agustin Bindella.

El segundo tiempo empieza. Todos miran el celular. Poco pasa en Alberdi, aunque desde el banco se nota que Belgrano quiere empatarlo. Así es el fútbol. El DT local, Guillermo Farré, manda a la cancha a Ignacio Tapia y el Pirata se para de forma más ofensiva. Sin embargo, Quilmes lo aguanta bien en la puerta del área grande. Hasta que Calello comete otra falta. Hilfer sanciona y lo mira con cara de «la próxima, te vas expulsado». Entonces, Sava mueve el banco: pone a Tomás Bottari a reforzar el medio mientras que saca a Obregón.

En Tucumán, nada pasa. Aquí, mucho nervio pero poco juego. Hasta que Ulises Sánchez le pega a la carrera y la pelota pasa a centímetros del palo. Se mueve el Gigante mientras el público local se frustra ante cada centro mal tirado o jugada errada de los de camiseta celeste. «Por algo estamos como estamos», dice un guaso mientras se come el pancho que venden a $ 200. En eso se escucha a un periodista de prensa oficial de Quilmes, «gol de Tigre». Todos van a ver las pantallas del celular. El 1 a 0 de los de Victoria deja sin chances al equipo de Sava del primer puesto.

Las aspiraciones de Quilmes pasaron más por la radio que por el partido en el Gigante. «No, ni Ciudadela, ni la gente, ni nada, San Martín de Tucumán está muerto, no da más», dice uno en el palco. Por la pantalla del celular se ve cómo hasta el público en el estadio de los rojiblancos se desmaya en las tribunas. En tanto aquí, se lo pierde Vegetti de cabeza. No hay caso, Quilmes está firme y lo que no rechaza en el fondo lo pierden los locales. A la cancha, Anselmo y Bindella en los últimos minutos. Pocas chances hay para ellos, aunque el 13 sabe usar la banda izquierda para tener el balón y combinar bien con el otro ingresado, Mariano Barbieri.

Sin embargo, la única clara en los últimos instantes es para el local: a Colazo le queda en el punto penal y a la carrera remata. La pelota otra vez besa el palo. «Quilmes tiene la suerte de campeón», dice un periodista cordobés, en claro intento de mufa. Sin embargo, la suerte vuelve a ser esquiva: «No, hermano, mirá lo que hizo el arquero de San Martín». En los celulares se lo ve a Arce, golero del Santo, vencido en el mediocampo mientras los jugadores de Tigre corren en soledad hacia una valla vacía. En la última jugada que importa, Losada va al área de Quilmes, pero el corner es tan malo que no pasa nada.

Ramiro Arias (tapado) intenta dominar a Vegetti. Atrás, observan Obregón y Zapelli.

Ganó Quilmes y está muy bien. Coronó una campaña a la altura de su historia luego de cinco temporadas horribles. Le faltó un solo resultado: empatar con Tigre en Victoria en la 8ª fecha en lugar de perder. El triunfo en barrio Alberdi coronó una campaña que lo dejó en la segunda ubicación y le permitirá disputar el torneo reducido por el segundo ascenso (el rival es Deportivo Morón).

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