SAN JUAN (Enviado especial) – Quilmes ganó de visitante ante San Martín en esta ciudad con tres goles de Tomás González. Volvió a ganar en el estadio Hilario Sánchez luego de 14 años. La última vez había sido en 2010 (1-0) con gol de Miguel Caneo.
El encuentro se demoró 15 minutos debido a la televisión oficial que estaba con el encuentro de Argentinos vs. Gimnasia y Tiro por la Copa Argentina. Previo a la salida de los equipos se prendieron los aspersores, ya que el campo de juego estaba seco por las temperaturas de esta región. Quilmes salió primero, mucho antes que San Martín y los árbitros, bajo una lluvia de insultos y chiflidos. El local fue recibido con fuegos artificiales que dispararon desde la platea y la tradicional luz verde que apunta a la popular local.
En el arranque del partido, la primera opción clara de gol fue para el local. A los 2 minutos, Leonel Álvarez tomó la pelota, disparó de lejos y la pelota pegó en el travesaño. Esto provocó emoción en la hinchada local que se levantó con fervor a apoyar a su equipo. A partir de ahí fue todo de Quilmes, que empezó a manejar la pelota y a ganar la mitad de cancha. Tal es así que San Martín contó con muchas faltas.
La primera para el Cervecero fue a los 10 minutos luego de una gran jugada colectiva, el balón le quedó a Ramiro Luna, quien remató pero el golero Matías Borgogno tiró al córner. De ese tiro de esquina que ejecutó Fabián Bordagaray vino el primer gol.
Luego del centro y en el área, el Rayo Tomás González de cabeza impactó y anotó el 1 a 0. Los minutos siguientes todo fue del Cervecero, que manejó la pelota y puso nervioso al local, que terminó esos primeros 45 minutos con los jugadores dentro del campo para quejarse contra el árbitro Pablo Giménez.
En el segundo tiempo hubo más del Rayo
Apenas pitó Giménez el reinicio, San Martín se volcó con todo a buscar el empate. A los 9 minutos, luego una gran jugada colectiva del local, Maximiliano Casa tiró el centro. Esteban Glellel no pudo retener esa pelota debido a una falta de Federico González que el árbitro no cobró. La pelota quedó en el área y el ex-Quilmes, Santiago Lopez García, de volea impactó ese balón que pegó en el travesaño. En ese rebote, el otro ex, Federico González, de tijera impactó otra vez en el horizontal. Salió la bola disparada para donde estaba Federico Tevez que la despejó bien lejos.
Los hinchas en la platea se agarraban la cabeza y se escuchó a uno decir “¡Qué culo tienen estos!”, mientras miraba al cielo. Este arranque enfurecido del local provocó ánimo en la hinchada, tal es así que a los 17 minutos empezaron a tirar fuegos artificiales desde la tribuna local. Un minuto después llegó el segundo de Quilmes. Fue una jugada colectiva entre Iván Ramírez, Bordagaray y Luna. Este último tocó para Damián Adín que, de primera, tiró el centro al área y otra vez el Rayo de cabeza impactó el balón sin marca, esta vez de piqué al suelo para poner el 2 a 0. Silencio en los tres sectores del Hilario Sánchez que no podía creer lo que pasó. La frutilla llegó a los 24 minutos. Tomás González recibió un pase de Iván Ramírez, encaró hacia el área, remató y colocó el 3 a 0 que liquidó el encuentro.
Luego, San Martín fue puro nervio dentro del campo juego y fuera de él, en sus tribunas ya ni se cantaba por el equipo sino que se hacía mención al choque del Santo, Godoy Cruz, al cual enfrenta por Copa Argentina. A los dirigidos por José Martínez ni el tiro del final les salió. A los 46 minutos, Rivero solo debajo del arco le erró a la pelota que cruzó toda el área y se perdió por el fondo. Esa fue la última acción de juego. Los dirigidos por Darío Franco ganaron en un estadio donde no se podía desde hacía 14 años, le dieron una paliza al puntero de la zona.
La excursión del Cervecero por esta ciudad fue impecable: arco invicto, goleada, tres puntos, ni un lesionado ni amonestados. Sin explosión de triunfalismo pero con la certeza de analizar lo correcto, Quilmes está más arriba de lo esperado en estas jornadas, con actuaciones buenas y la confianza que da el hecho de ser más que el rival. Como para decir «¡Rayos, qué buen momento!».
Fotos Natalia Lacorte