FURIA EDITORIAL POR LA INTERNA OPOSITORA

Comunicadores de la Argentina. OPERETAS

El intenso trabajo de los medios contra el Frente de Todos con vistas a las elecciones se ve perjudicado por las internas en la coalición opositora, que recibe una furiosa andanada de reproches. En varias columnas hay lamentos y pronósticos apocalípticos porque los choques en público no permiten aprovechar la prédica editorial diaria contra la marcha de la vacunación y la situación económica.

El fatalismo llega a extremos impensados hasta hace pocas semanas: La Nación se anima a culpar al PRO, la UCR y la Coalición Cívica de ser ellos los que pueden convertir a la Argentina en Venezuela, por ineficacia en el combate al peronismo. El diario ve venir una “hecatombe” nacional, con la especulación (¿o deseo?) de unas elecciones con alto nivel de abstención.

La honda decepción en Clarín, Infobae y La Nación tuvo su punto de partida por el cierre con mediana calma de las listas del Frente de Todos, lo cual dejó otra vez en ridículo los pronósticos reiterados sobre la destrucción de la coalición oficialista, repetidos desde mayo de 2019.

Frente a esto se desata una suerte de rabieta discursiva: la unidad oficialista es “supuesta”, escribió Eduardo van der Kooy en Clarín el domingo, después de que Infobae la había rotulado de “extraña”, el sábado.

El radical Facundo Manes, de quien Clarín había dicho que reunía multitudes y estaba en condiciones de emular la epopeya de Raúl Alfonsín en 1983, empezó a conocer el destrato mediático: Ricardo Roa le reprochó la advertencia al PRO por el uso de fondos públicos de la ciudad para favorecer a Diego Santilli en la Provincia. Un “golpe al hígado”, lo rotuló Fernando González en el mismo diario.

Este redactor llama a los opositores a pensar si el ganador de esta interna estará en condiciones de reunir votos contra el Frente de Todos. La descarga llegó también al gobernador Gerardo Morales, pues su apoyo a Manes en la batalla con el PRO es atribuido a su “cercanía” con Sergio Massa.

Las corporaciones mediáticas, acostumbradas a diseñar discursos y enunciados que de inmediato son copiados con fidelidad por el macrismo y sus socios, fueron amonestados también por Claudio Jacquelin en La Nación: les exige que piensen si con sus disputas no terminarán siendo responsables de que Argentina se vuelva Venezuela, por la ineficacia en la acción para batir al peronismo. Por supuesto, la peor parte la lleva Manes por su advertencia sobre el uso de fondos en campaña. “Inadmisible”, estampó el redactor, quien dice que esa clase de acusación debe ser reservada sólo al kirchnerismo. Todo esto salpimentado con condenas como “lamentable espectáculo”, “conventillo”, “golpes bajos” que alejan la misión de “frenar al kirchnerismo”.

La enumeración de títulos, opiniones y rumores sobre la interna del Frente de Todos no sale de la rutina de siempre: la ruptura no ocurre, dicen, sólo por el arte de una “simulación”. Esto desemboca en la agitación de los fantasmas más aterradores para el público cautivo, expresada en el título de la columna principal del Clarín, el domingo: “La Cámpora se come al peronismo”.

Fue un capítulo más en el esfuerzo por dar el peor panorama posible del oficialismo. Clarín ya había usado tonos muy dramáticos el sábado, cuando publicó que el peronismo “parece un partido soviético”. ¿De quién es la frase? Ninguna fuente identificada por el redactor.

Es que se ve que las fuentes periodísticas vienen escaseando. Para imponer la idea de un gobierno sometido por el caos y los enfrentamientos, el mismo diario lanzó una larga lista de supuestos candidatos a ministros. Así, Guido Carelli Lynch relató el viernes, con notable sagacidad y precisión periodística, que en una Casa Rosada casi vacía “alguien mencionó” a Gustavo Béliz.

La decisión del ministro Agustín Rossi de competir en Santa Fe es la excusa servida en bandeja para este relato. Como casi todos los pronósticos agoreros vienen derrumbándose, las notas políticas los difieren para después de las elecciones. Así como Joaquín Morales Solá ya escribió que tras la votación habrá una devaluación catastrófica, Martín Rodríguez Yebra ve para ese momento que estará en riesgo la estabilidad del ministro Martín Guzmán, cuya caída es preanunciada desde mediados del año pasado.

Descorazonado con la oposición, Morales Solá titula y describe: “Una sociedad golpeada por la política”. Todas las clases sociales sufren por igual, dice, y la situación es peor que la de 2001, en lo que parece expresar el ímpetu por recuperar el “que se vayan todos”. La nota amaga con criticar a todos los partidos políticos por igual pero, ¡qué raro!, todos los párrafos menos uno van para el oficialismo, con las diatribas de siempre contra las vacunas que se aplican en el país. Solo la última oración es para los opositores, con una muy cuidada selección de responsabilidades. Manes y Morales, dice, no tienen derecho a fragmentar, Larreta debe dejar de lado sus “ganas” de ser presidente. No menciona aquí ninguna responsabilidad del accionista Macri.

Infobae, en tanto, va contra Elisa Carrió, por el “gran favor” que le está haciendo al Gobierno al enfrentarse a Manes. Un Gobierno que, dice como todos los demás, hace todo mal, pero ahora cuenta con la “ayuda” de la dirigente de la Coalición Cívica.

Casi todos los días hay operaciones contra la Sputnik, de la cual siguen publicando enfoques que la dan como una vacuna por lo menos insegura, además de las demoras en la provisión. El contenido de este despliegue no necesita interpretación, porque está retratado a la perfección por el músico Ignacio Copani: “Dame la Pfizer, quiero la Pfizer”.

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