Nacer otra vez es morir un poco
Quien escribe vive un estado de insatisfacción permanente, la agonía y el misterio del nacimiento incesante, en el torbellino descubro a Isis, la Diosa madre de Egipto. Ejerció durante deiz años el oficio más antiguo, dedicada a resucitar putas, esclavos y malditos.
Las 15 historias de “Mujeres a Tumba Abierta” navegan en aguas tempestuosas y siempre tienen guardados mas secretos en las profundidades. Hatsheput, faraón, no faraona, hija del sol, conocía como nadie las artes de la guerra, allá por el 1.500 adC dio a Egipto veinte años de prosperidad y gloria. El mal ejemplo la borró de la historia. A la usurpadora del poder macho, le demolieron las estatuas y las inscripciones, pero siempre en un rincón oculto la verdad juega a las escondidas. Anuncio Hatsheput:
“Mi halcón vuela hacia la eternidad, más allá de las banderas del reino…”
Tres mil cuatrocientos años después, fue encontrada su tumba. Vacía. Se cree que estaba en otro lado.
Según Homero, la Diosa Atenea (sabiduría, estrategia, y justicia) le sopló al oído la idea a Odiseo (Ulises). Los diez años de sitio a la ciudad de Troya se ahogaron en fuego a los pies del caballo de madera; pero Príamo, rey de Troya, quiso creer que Atenea le ofrecía una ofrenda de paz. La guerra hizo esclavos a los vencidos, y tumbas comunes que no tienen nombre.