ORMAZABAL RELEE LA HISTORIA DE SUTEBA

Por Walter Ormazábal

A pocas horas de una elección de SUTEBA que puede ser histórica, hay quien sale en términos agresivos a tratar de tergiversar la historia para contarla a su conveniencia. Creo que lo mejor es aferrarse a los hechos.

Fue muy difícil construir el SUTEBA en Quilmes, allá por fines de los ’80. Había un sindicato distrital que se oponía a la integración a la organización provincial, y la FEB que se oponía a la CTERA (estábamos lejos de constituir el Frente Gremial que nos unió con la FEB –Frente de Educadores Bonaerenses-).

Luego de la Marcha Blanca, un puñado de compañeros y compañeras hicimos, en 1988, la primera elección con un padrón de apenas 180 afiliadxs.

En 1991 ganamos la votación para los Tribunales Descentralizados. A partir de allí el SUTEBA fue el sindicato docente mayoritario en Quilmes.

Después, diferencias políticas y gremiales hicieron que presentáramos lista diferenciada de la conducción provincial, fuimos oposición por casi diez años, pero a nadie se le ocurría romper el sindicato, por el contrario, lo seguimos fortaleciendo.

Luego de la renuncia de Fernando De La Rúa, en 2002 vimos que fuerzas poderosas venían a tratar de dividir al SUTEBA para hacer pasar el ajuste. Nos reunimos con el compañero Hugo Yasky y le propusimos marchar a La Plata y hacer «permanencia», así consensuamos el Campamento Educativo que duró cuatro meses y medio frente a la Dirección General de Escuelas.

Todavía me emociona recordar aquella Marcha del Tigre a La Plata donde lxs compañerxs desocupadxs de la FTV-CTA y de la CCC nos hicieron el aguante a lxs docentes. Fue la máxima decisión política de unir a esos dos sectores del Pueblo en una lucha común. Desde ahí, en 2003 pudimos volver a la unidad. Siempre digo que ese fue el mejor período del SUTEBA de Quilmes, el de la integración del distrito a la política provincial. Y los beneficiarios de esa unidad fueron lxs afiliadxs quilmeñxs.

El edificio propio donde por primera vez funcionaron juntos la Seccional y el Centro de Salud es el monumento a lo que se puede construir desde la unidad.

Después vino el desbarranque, todxs cometimos errores pero, que quienes hoy nos enfrentan desde la conducción local usaran al sindicato como base de operaciones de un grupo de partidos políticos, fue el peor. Se vació de contenido sindical, se retrocedió en presencia del sindicato en las escuelas, perdiendo predicamento, vinieron las desafiliaciones y la falta de convocatoria. Sin entrar a considerar los desvaríos políticos de algunos de esos partidos, como aliarse con la Sociedad Rural u oponerse a la estatización de las AFJP.

Dirigentes que formamos parte de la primera conducción del SUTEBA fuimos divididxs a la siguiente elección y constituimos otro frente.

En ese marco, la Unidad entre las agrupaciones Celeste, Violeta y Granate, que ya lleva varios años revivió la esperanza de un sindicato al servicio del conjunto. Y no nos equivocamos, porque quienes enfrentamos fueron funcionales al macrismo-vidalismo, con Martiniano Molina en Quilmes, que intentaron la destrucción del sindicato y la educación pública. Eso no lo cuentan.

Este año, la unidad se amplió mientras el oficialismo (Azul y Blanca/Multicolor) se dividió, y eso produce nerviosismo, porque percibimos que puede ser un cambio histórico y del otro lado ven lo mismo. Lo que a nosotrxs nos causa alegría a ellxs les causa desesperación.

Mañana vamos a votar con entusiasmo al FUD en Quilmes, y a la Celeste Violeta para la provincia.

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