
La crónica del partido
Quilmes empató 1 a 1 con Sacachispas por impericia propia. Debió dormir el balón y dejar que el tiempo transcurra antes de tener el problema que derivó en el gol visitante. Jugó un partido bueno, pero le faltó esa astucia de la que hablan los que dicen que “el fútbol es para los vivos”.
El elenco de Benítez se calzó el traje de protagonista desde el minuto cero. Ante un rival que propuso una línea de cinco defensores, Quilmes apostó por el esquema habitual. Le dio resultados porque en el primer tiempo el Cervecero tuvo cuatro chances claras de gol. Las fallas en la definición o el despeje justo de los defensores porteños ahuyentaron la apertura del marcador.

Lo de Quilmes fue simple. Por los costados con López García, Ortega o Moreno (en algunas ocasiones se intercambiaron bandas; unos fueron por izquierda y otros por derecha). Pavone bien en el medio del área y González por afuera. Así, hubo oportunidades manifiestas como un corner de Erquiaga y la entrada de Colman, que se fue apenas desviada. O un remate a la carrera de González por izquierda que tapó Atamañuk.

Quilmes planteó el partido en campo de un rival que hizo poco por salir del fondo. Contragolpeó Sacachispas y lo tuvo Delgado con un remate que se fue desviado. Pero las llegadas del Cervecero fueron más punzantes. Moreno disparó desde afuera del área y el balón besó el palo. El gol parecía estar al caer. Probó Erquiaga y se fue alta. Pero de contra Carruaga también lo hizo por encima del horizontal.

En una le hicieron penal a Pavone, pero Barraza miró y no cobró. Al toque, otra vez Erquiaga mandó el centro y otra vez Colman estuvo a punto; se la sacó justo Atamañuk. El punto era tal negocio para el rival que el golero fue amonestado por hacer tiempo en la primera etapa.
El complemento, menos intenso pero con goles
Con un nivel más bajo, Quilmes igual fue más. Hubo solo dos chances antes de la resurrección de Saca. Primero, una media vuelta desviada de Colman y, luego, un tiro libre de Monreno que tapó el 1 lila. De un corner llegó la apertura del marcador, con Pier Barrios en lo alto. El cabezazo fue tan fuerte que se le escapó a Atamañuk. Con el 1 a 0, Quilmes no cedió iniciativa, pero le faltó liquidar el partido. Benítez intentó con algunos cambios para tener la pelota: adentro Machado, Blanco y Bonetto. Sin embargo, se dio vuelta la taba.

El rival se animó y pudo abrir el marcador con un cabezazo de Martínez Grant que dio en el travesaño. Luego, la tenencia de bola no fue tal. En una de las últimas, cuando el Cervecero buscaba el segundo tanto, le hicieron foul a Machado. El referí dejó seguir por ley de ventaja. La pelota derivó a Blanco y este eligió un pase al medio. La tomó el ingresado Sombra y cruzó el Centenario con cuatro defensores cerveceros que lo miraban. Remató desde afuera del área y fue el 1 a 1. En la última del cotejo, Ortega cabeceó y la pelota dio la sensación de que entró. Atamañuk la sacó como pudo. Barraza la hizo fácil: cobró foul para Sacachispas. Claro está que el juez de línea Maximiliano Castelli no corrió hacia el centro del campo.

El empate tuvo un sabor a derrota terrible. Faltó viveza para liquidar el pleito y quedarse con el triunfo. Como así también esa contundencia que había estado en Santiago del Estero.

