
Quilmes perdió, otra vez de local, pero como Atlético de Rafaela no ganó, conservó el cuarto puesto, la localía en el primer partido del torneo reducido por el segundo ascenso y la ventaja deportiva en la primera fase de éste.
Tal como la Selección Argentina en el Mundial de Qatar, Quilmes perdió lo último que podía perder, un postrero cachetazo a tiempo.
Hermosa tarde de sol en Boulevard Omar Gómez y Esquiú, tribunas con mucho color y con banderas varias dedicadas a las madres en su día, muchos nuevos hinchas en el estadio, ya que cada socio protector pudo invitar a una persona que entró sin cargo dieron un marco ideal para la práctica del fútbol profesional. Pero otra vez de local El Cervecero no estuvo a la altura.
El planteo de Ariel Fuscaldo fue conservador para enfrentar a un débil Racing cordobés, con laterales que no tuvieron subidas simétricas, centrales que cortaron tarde, un mediocampo que se mantuvo replegado y con las buenas subidas de Mario Sanabria y Julián Bonetto que no encontraron a Federico Anselmo o Iván Ramírez. A su vez, Iván Colman no tuvo su tarde soñada ni mucho menos; y si bien Milton Alvarez no fue responsable directo en los goles visitantes, salió tarde, como con desgano. Fue un contagio generalizado de juego escueto y de poco intelecto. Se jugó con los pies, no con la cabeza.
Al rodar la bola mágica, Julián Bonetto cumplió cien cotejos con la blanquita y fue reconocido en la antesala, de la mano del presidente Mateo Magadán y el vice Lisandro López.
En los primeros minutos, nada pasó. A los 15′ del primer tiempo llegó el primer gol de Racing. Augusto Berrondo remató desde el centro del área tras pase de Nasta. A los 20′ de ese primer tiempo, buen centro largo de Colman para Anselmo. No llegó el 9 a peinar y agarró en dos tiempos el golero Mattalía.
En la contra para Racing, remató Berrondo y se fue cerca. A la media hora de juego, tiró un centro rasante Sanabria y Bonetto se lo comió abajo del arco. No llegó a pegarle bien a la pelota en el segundo palo. En tiempo adicionado al reglamentario, centró Brizuela y Colman la enganchó de una, se fue alta.
En tiempo de adición, algo pocas veces visto: Brahian Ayala remató un tiro libre de mediana distancia y la pelota se fue a la segunda bandeja de la tribuna Omar Indio Gómez, con eso el árbitro Córdoba cerró el primer acto.
La gente no dejó de alentar y ser positiva durante el entretiempo, donde hubo lugar para reconocer a los deportistas de Quilmes con discapacidad.
El segundo tiempo arrancó con la gente cargada de optimismo, pero el equipo siguió mal y nada había cambiado ni desde los nombres ni desde lo táctico. A los 4′ anotó el segundo tanto de los cordobeses el ingresado Coronel. A la carrera remató el 15 mientras todos miraban. La gente recién ahí mostró impaciencia. A los 12′ el local quiso reaccionar con un córner de Bonetto que Giampaoli cabeceó alto.
A los 16′, Martín Río puso el frentazo para el descuento Cervecero. El estadio se llenó de un grito de gol y esperanza, aunque también había tranquilidad. Desde Rafaela, llegaban buenas noticias, Chacarita era más, y persistía el empate que dejaba a Quilmes en la misma colocación.
Dos minutos después, media vuelta de Bindella, sin mirar al arco, la bola se fue al lado del palo. A los 33′ de ese complemento vio la roja Bustos en la vista por recibir dos amarillas y quedaba alrededor de un cuarto de hora para que Quilmes termine el torneo regular con otra imagen, pero ni un intento de Colman ni el buen ingreso del juvenil Capano pudieron torcer la historia. Quilmes perdió, en el último que podía perder.
Ahora otra es la historia. Se sabrá el rival que vendrá al Centenario en dos semanas; la zona A está tan apretada que son siete equipos los que pueden salir sextos, así que por el momento a disfrutar este lunes de mucho fútbol y partidos decisivos, cuando, entre otras cosas, se sabrá quien jugará la final por el primer ascenso con el Club Sportivo Independiente Rivadavia.
Se perdió, pero no se vaya, que ahora se viene lo mejor.