Foto: Ramírez vio temprano la amarilla.

Este domingo, en el Centenario, estaba el banquete servido: Quilmes jugó con Mitre que llegó con dos puntos de los últimos dos en juego. El equipo de Santiago del Estero pelea para ingresar al reducido y estaba con el DT, Alfredo Grelak, en la mira del arma que todo lo juzga en el fútbol. Quilmes lo esperó tranquilo, con una goleada de visitante la semana previa, ya sin Mario Siacqua en el banco (desde hace 10 días el DT es Ariel Fuscaldo, exayudante de campo) y con la novedad del regreso de Mariano Pavone al plantel, esta vez desde el lugar vacante. El público se acercó al estadio más grande de nuestra ciudad desde temprano, con alegría e ilusión.
Arrancó el partido puntual y en el primer minuto no más el Aurinegro avisó con un remate de Marcos Sánchez que Milton Alvarez sacó abajo. Fue la única pelota con destino de arco que no entró en el primer tiempo. A los 7 minutos vió el cartón amarillo en Quilmes Iván Ramírez por foul y al instante no más Facundo Juárez atacó la defensa cervecera por derecha. Le hizo un juego de cintura a Agustín Bindella: gol. Inesperado, Mitre se puso en ventaja y era sorpresa, pero hubo tranquilidad momentánea. El juez Javier Del Barba no vio un claro penal a Federico Anselmo cuando el minuto 15 se hizo visible en los relojes.
A los 20′, empezó la debacle total, otro golazo similar al primero. Esta vez fue Cristian Díaz, que tras bajar de pecho una pelota que vivo vino del córner, la colocó al ángulo del palo donde estaba el arquero cervecero. 2 a 0 y el partido entró en una tendencia lógica, Quilmes y la pelota, las ganas; y Mitre, las faltas, hacer tiempo y hacer entrar a los jugadores del Decano en brabuconadas en vez de juego. El primero que entró en ello fue Anselmo, que como capitán lejos estuvo de dar el ejemplo y fue a empujar e insultar al golero visitante en el piso, de cara a la tribuna local. Para ese entonces la tribuna cantaba «Movete Quilmes movete», un canto ligero, mezcla de apoyo y bronca.
A los 38′ llegó el tercer gol de los del norte, corrida por la izquierda de la defensa, Alvarez no salió y definió en el segundo palo David Romero. Los cánticos cambiaron a uno que insulta a los jugadores, en el que se muestra que se juega con un rival inferior. Bronca total. 0-3 de local en un primer tiempo. Bindella, que tuvo un partido para el olvido, vio la amarilla a los 41 minutos por una falta innecesaria sobre Juárez. Para terminar ese primer tiempo pavoroso, Anselmo se hizo un nudo con la pelota tras buen pase de Julián Bonetto y no pudo definir en el área chica. A los vestuarios.

Complemento, más de lo mismo
El segundo tiempo los esperó a los jugadores con silbidos y unos tibios aplausos sólo desde la platea, lugar donde están dirigentes y familiares. Fuscaldo metió mano al equipo para intentar revertir lo visto, y dispuso en cancha a Facundo Castro y Brahian Ayala en lugar de Colman y Bindella. Si bien el segundo tiempo tuvo otro semblante, no alcanzó, fue presión de Quilmes, tenencia y poca precisión para darle lugar a las contras del visitante, que hasta se dio el gusto de pasearse 27 segundos con pelota dominada en forma vertical hacia el arco de Milton Alvarez y terminar la jugada en gol, que fue anulada por off side.
A los 22 minutos de ese segundo tiempo Brahian Ayala ejecutó un tiro libre de jugada ensayada, desde la derecha juega corto con Bonetto, que centra al palo opuesto y logra conectar Anselmo, de cabeza, para marcar el descuento. Ambos DTs agotaron cambios y la gente, la paciencia. Ni con la llegada de Pavone, ni con chicos de inferiores en el banco y algunos adentro de cancha se puede tapar el sol con las manos. Quilmes juega mal, no gusta y no se encuentra el juego asociado, los delanteros siguen sin aparecer y el reloj no para su marcha hacia un reducido que lo encontrará aún sin rumbo y en busca de un milagro.
Estaba el banquete servido y Mitre se fue con la panza llena de alegría.

