¿UN BONAFINI ESTA EN EZPELETA?

No hay hijos de Hebe Pastor de Bonafini en Europa. No hay hijos de Hebe de Bonafini que hayan votado. No hay hijos de Hebe sobre los que se haya mentido. Hay que repetirlo, porque aún hay quien lo replica sin saber que circula moneda falsa.

Jorge Omar Bonafini, de 26 años, fue secuestrado en La Plata el 8 de febrero de 1977. Su hermano menor, fue secuestrado el 6 de diciembre de ese año en Berazategui.

Al inventar mentiras sobre los hijos de Hebe, el discurso de los pro dictadura se contradice con lo que dijo la dictadura. El 8 de septiembre de 1978, desde la Regional Lanús de la Policía Bonaerense se elevó este parte a la Dirección de Inteligencia:

«El día 7, 21.30 hs, Comisión Policial efectuaba operativo de interceptación en Rotonda de Pazco (sic) y Camino Gral. Belgrano, son agredidos por 3 masculinos, ocupantes de un Chevy patente M171192, mediante disparos, dándose a la fuga en dirección a Temperley. Móviles inician la persecución y al arribar a calles Liniers y San Marcos, el Chevy sube a la vereda, dos huyen a pie, quedando el tercero sin vida, el que es presumible que se haya eliminado con sustancias tóxicas».

Otro parte le atribuye «22 a 25 años, cutis blanco, cabellos negros, ojos pardos, de 1,70 m y 70 kilos». Un informe del 19 de septiembre agrega «los datos del delincuente muerto: Raúl Alfredo Bonafino (sic), hijo de Humberto Alfredo y Hebe María Pastor, nació el 3 de julio de 1953 en La Plata. Las causas que motivaron la muerte fueron ‘autoeliminación’, ingirió pastilla de cianuro».

Eso quedó registrado en el acta de defunción 858 I B de la delegación Quilmes del Registro Provincial de las Personas. “El cuerpo sin identificar ingresó en el cementerio de Ezpeleta, según confirmaron sus autoridades”, publicó el diario La Nación el 17 diciembre de 2001 (que el diario platense El Día no levantó en aquellos agitados días de estallido social). La nota sin firma daba cuenta de que así se lo había hecho saber un informe pericial a los camaristas Julio Víctor Reboredo, Leopoldo Schiffrin y Alberto Durán.

Este medio se presentó a pedir copia de aquel informe ante la Cámara Federal de La Plata, de la que Revoredo se retiró el año pasado, tres años después del fallecimiento de Schiffrin. Allí, la respuesta de la última Secretaría consultada fue que no era posible hallarlo en breve y que la solicitud debía formularse por escrito.

Al cementerio

Otra requisitoria de este medio ante las autoridades quilmeñas fue más expedita. Si bien en el cementerio de Ezpeleta, cuyo director es Marcelo Tassiello, no se permitió sacar fotos, se informó que la sección 215 bis está desmantelada, aunque se está pidiendo para reutilizarla, y sólo pueden darse datos mediante un oficio judicial.

El secretario municipal de Derechos Humanos, Hugo Colaone confirmó la existencia de un predio con 130 cuerpos. Allí, “de la totalidad de osamentas exhumadas, 29 presentaron características de interés pericial, seleccionados para su análisis antropológico forense”.

De ellos, hacia septiembre del 2005, fueron identificados Mario Alberto Godoy, Norberto Nelson Martínez, Juan Enrique Rodríguez y María Angélica Pinto Rubio; tres montoneros de Quilmes y uno de Berazategui.

Para hallar la compatibilidad de los restos con los de Bonafini, Hebe debería haber dado una muestra de sangre, pero ya se sabe que estaba en contra de las exhumaciones.

Aún rige una orden judicial de no innovar. Sin alterarla, allí realizaron un homenaje simbólico con un sacerdote en el único lugar verde que queda en el cementerio. El acto recordatorio coincidió con la semana en que se recuerda el día de los derechos humanos.

Una testigo estuvo con Bonafini

Lo que hicieron con el menor de los Bonafini puede ser reconstruido con la declaración de María Cristina Gioglio, a partir de la Causa 1828 que investiga el periodo de desaparición de su esposo Alberto Osvaldo Derman, a quienes les quitaron a su bebé, al que la familia recuperaría pronto. Tales testimonios fueron brindados a la CoNaDeP; ante el juez Baltasar Garzón, en España; y durante la audiencia del 15 de noviembre de 2000 frente a la Cámara platense.

Allí, Gioglio relató que luego de la caída del 6 de diciembre de 1977 (el fatídico “Operativo Escoba” contra el Partido Comunista Marxista Leninista, PCML), el matrimonio GioglioDerman, de Ranelagh fue atormentado por dos días. Oyeron las torturas a que sometieron a Oscar y Arcángel Herrera, de 13 y 16 años, llevados en lugar del padre, a quien no encontraron. Ante la picana, “Arcángel apenas podía respirar; el hermano pidió un vaso de agua y en respuesta le vaciaron un sifón en la cara”.

En el Pozo, Helda Viviani sufrió un ataque de asma, por lo que debió ser llevada al hospital que estaba casi cruzando la calle. Así supieron que estaban en Quilmes.

El jueves 8, Gioglio fue trasladada al Destacamento de Arana, en la capital bonaerense, adonde también fue llevado Raúl Bonafini, quien había caído al mismo tiempo que Viviani y Zulema Leira en la Villa España cercana a Ranelagh. Compartieron detención con Víctor Illiodo y los colectiveros Siolín, Figueredo y Acuña.

“El 6 de enero sometieron a Raúl Bonafini a un interrogatorio brutal y no supimos más de él. Es al primero que se llevan. Supimos que era Arana porque escuchábamos en la radio policial, los hábeas corpus que pasaban; entre ellos, el de Raúl Bonafini”.

Cristina Gioglio

Ella fue la última en quedar en el Destacamento. Cuando se relajó la seguridad, conversó con guardias externos a los que no se les permitía entrar: “El Jefe del Destacamento era Miguel Kearney. En poco tiempo lo reemplazó Uhalde”. Uhalde es el apellido de una familia de policías aún en actividad. Kearney había tenido alguna actuación contra otros quilmeños.

“El subjefe de la Brigada, al que nombraban bastante, era Bernabé Corrales”. El sacerdote que las visitaba era capellán de la Policía, “me dijeron que era el cura Astolfi”, recordó Cristina. Los interrogadores, “algunos con golpes y en el caso de Raúl Bonafini, con ferocidad, venían de afuera. Había un Bidegain que vino con un grupo a interrogar. Cristina recordó lo que pasó el 29 de marzo de 1978:

“Un jefe vino a mi calabozo, me sacó la venda y me obliga a que lo mire: ‘Soy el Colorado Alcántara, vengo a decirte que vas a ser trasladada; nunca repitas lo que viste u oíste acá, porque para vos no va a haber segunda vez’».

La familia menos conocida de Bonafini

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