
La previa del campeonato encontró a Quilmes, una vez más, con un plantel casi desmantelado y la necesidad de renovar las caras luego de una temporada frustrante. Las altísimas expectativas generadas hace un año se hicieron trizas luego de una temporada en donde las cosas no dieron resultados. Ante la partida del golero titular de 2023, Milton Alvarez, en el plantel quedaron los propios. Quilmes intentó conseguir un arquero pero con la premisa de que Esteban Glellel no esté relegado sino que al menos compita con un profesional de experiencia. Decisión acertada ya que el guardameta cordobés no es un juvenil. Sobre el final de la pretemporada llegó Maximiliano Gagliardo, de sobrada trayectoria y con cuatro ascensos en su palmarés. También importante aporte (como Marcelo Pontiroli en 2009/10).
Suele decir el periodista Sebastián Kerle al aire en su programa de radio, “yo tiro ideas, capaz alguna prende y sirve”. Sin embargo, la propuesta de Quilmes podría ser no contratar nunca más un arquero foráneo. La dirigencia encabezada por Mateo Magadán y Lisandro López ha tomado decisiones valientes. La primera y más importante, el acceso de solo socios en el Centenario. Si bien lo que se propone aquí es futbolístico no es descabellado. Sería romper para siempre la lógica que imperó en el club durante casi tres décadas: “y, a los pibes de Quilmes no les da”. De hecho, hasta donde se sabe, todos los goleros del predio tienen dos brazos, dos piernas y un cerebro; el resto, es formación.
Difundir la idea de que Quilmes solo juegue con arqueros propios implicaría, puertas adentro del predio, que los guardametas juveniles sepan que, al desarrollar su carrera en el club, tengan más posibilidades de debutar en Primera División y ser considerados en los armados de los planteles profesionales. Además, al saber que los goleros en Quilmes son tenidos en cuenta de forma excluyente, los mejores arqueros en edad de inferiores de la zona preferirían probarse aquí. ¿Por qué? Y, porque en Quilmes siempre termina en el arco uno propio, de inferiores. Y si ese anda bien, se lo vende y lo reemplaza por otro de Alsina y Lora. Los cuerpos técnicos de inferiores podrían focalizarse en la formación de ese puesto tan clave y, al contratar un DT para el plantel profesional, debe venir con la idea de que no puede traer a su propio golero, que debe confiar en los jugadores formados en Quilmes.

Cuando un club tiene una política firme, los profesionales que llegan a formar parte de la institución deben adaptarse a estas. De hecho, Quilmes tiene una y es muy lógica: la concentración se hace en el estadio, les guste a los futbolistas, cuerpo técnico, colaboradores o no les guste. El protocolo de prensa también desde el año pasado y en lo que va de este fue respetado por el plantel. De este club surgió el mejor arquero de la historia argentina. Ubaldo Matildo Fillol vivió en una pensión en la ciudad, debutó en 1968 y se comió seis goles en una visita a Huracán en aquel primer partido. Se bancó no jugar en 1969 (salvo por Copa Argentina) y entre 1970 y 1971 demostró lo que valía y fue transferido a Racing Club en inicios de 1972. Diez años después de su debut fue campeón mundial con la Selección (torneo donde fue elegido el mejor golero del mundo). Es reconocido por propios y extraños, emblema de un puesto que cambió con su vuelo a mano cambiada. ¿Dónde practicó todo eso? En los campos donde Quilmes jugaba en inferiores cuando no existía Alsina y Lora.

Diecisiete años estuvo el arco de Quilmes sin que ningún golero del predio de divisiones inferiores (1997-2014). Walter Daniel Benítez rompió la racha en cancha de Vélez el 15 de abril de 2014 gracias al DT Ricardo Caruso Lombardi. El Mudo cumplió el objetivo de salvarse del descenso en aquel torneo Final. Jugó en la última gran campaña en Primera (2015) y se fue libre a Niza. Hoy, el chaqueño al que le veían “pasta para la Selección” en el predio es convocado por Lionel Scaloni en Argentina. Difícil competir contra Emiliano Martínez, pero un pibe surgido del predio está ahí, entre los mejores goleros del país.

Para batallar la peor parada que tuvo la historia de Quilmes reciente, el DT de la temporada 2018/19, Leonardo Lemos, optó por Marcos Ledesma. Al Perla, Sebastián Dulcich (golero suplente de 2013/2014) lo bautizó así porque iba a ser “la joya de Quilmes”. Con valentía, Lemos (también surgido de Alsina y Lora como futbolista y laburante de ese rincón quilmeño) lo puso en la valla titular a pesar de su juventud, en detrimento de Emanuel Bilbao. Ledesma cumplió el objetivo y se posicionó como uno de los mejores arqueros de la categoría. Al punto que fue transferido en el receso por pandemia a Defensa y Justicia. Hoy, integra un plantel de primera división: Gimnasia y Esgrima La Plata.
Hoy, Esteban Glellel ocupa el arco de Quilmes. Debutó el 28 de noviembre de 2020 a las apuradas, cuando ni siquiera había ido al banco de suplentes en partidos previos. Fue la rueda de auxilio de aquel año y el por entonces DT Facundo Sava lo relegó al tercer lugar ante la experiencia de Rodrigo Saracho y Matías Budiño en 2021. En 2022 fue cedido a Deportivo Armenio y, cuando volvió en invierno de ese año, atajó un penal a Facundo Almada (Rosario Central) para clasificar a Quilmes a octavos de final de copa Argentina. Lleva 293 minutos sin que le hagan un gol. Además, en el Centenario, tiene 11 vallas invictas de 16 cotejos. Capaz que algún mérito tiene. De hecho, es surgido de divisiones inferiores como el último arquero que salió campeón con el Cervecero y que ostenta el record de minutos sin que le conviertan un gol (612), Alejandro Mulet.
Quilmes podría tener la política de no incorporar ningún arquero más en su historia. Que todo golero se forme en el predio de Alsina y Lora y ocupe la valla profesional. ¿Quiénes son los que estarían en contra de esta medida? A quien escribe se le ocurre que los representantes que obtienen jugosos beneficios por cada transferencia y a quienes defienden las políticas anti-inferiores que llevaron a Quilmes a tiempos oscuros. Como dice Sebastián Kerle, “yo tiro ideas, capaz alguna sirve”. Quizá haya que confiar más en lo que los propios, los nuestros, los que sueñan en Quilmes, pueden hacer. En tiempos de vacas flacas hay que tomar decisiones valientes.
Nota publicada en INDIOS QUILMES edición 664.
Excelente..
Concuerdo lentamente!
Plenamente!!
Ah, jajaja