Informe ANCAP
En el barrio Los Pinos, entre Quilmes y Bernal, al oeste, vecinos impulsan una lucha silenciosa, autogestionada y que lleva ya años. Se organizan para visibilizar los problemas ambientales que sufren por la presencia de industrias en la zona. El suelo que pisan, el agua que toman y el aire que respiran están contaminados.
Cuando la grasera hoy llamada Lipidar S.A se instaló en el barrio, todo era distinto. Era la primera fábrica en la zona, ofrecía buen trabajo y hasta cedió terrenos de la fábrica para que el grupo de obreros puedan construirse viviendas, aunque precarias, propias. La historia fue otra cuando el barrio creció y cada vez más fábricas se radicaron en el barrio.
Llegaron la Cementera Pavisur S.A y Prensadora Quilmes y con ellas la contaminación empezó a ser un problema para la comunidad. Hoy, de sus canillas sale agua de dudosos olor y color, el aire huele a podrido, el polvo enferma. En su expansión, las fábricas cerraron el barrio y eliminaron la única plaza donde las niñas y los niños iban a jugar. Ahora, no cuentan con ningún pulmón verde. La mala calidad de vida se traduce en mala salud: en un radio de 42 viviendas, hay cinco casos de cáncer, muchas personas tienen enfermedades en la piel o patologías respiratorias. Nada es casual ni congénito. Todo es producto de la contaminación. Así viven desde hace seis décadas.
Sobre la fábrica Lipidar, que se dedica a derretir y cocinar «la garra» (una mezcla de cueros y distintas partes de animales, junto con químicos), después arrojan ese desecho químico en el barrio, esto además de ser tóxico es irrespirable, una vecina comenta:
“Hay muchos casos de cáncer, es demasiado, y andá a saber cuántos más hay sin confirmar. Acá es común enfermarte. Muchos no creen que sea por la contaminación y otros no dicen nada porque trabajan en estas fábricas y tienen miedo de decir algo que los deje sin empleo. En mi caso, hubo una temporada en la que mi hija no podía respirar, el médico me dijo que me mudase, pero no podía, así que tuvo que ir a vivir un tiempo con mi suegra, y recién ahí mi hija mejoró. Ahora tampoco puedo mudarme, me gustaría pero no. Tengo cuatro trabajos y aún así no llego a fin de mes”
Carmen Britos
De las canillas sale agua de dudoso olor y color, el aire que respiran huele a podrido, el polvo que vuela les enferma.
Están hartos. No pueden ni abrir las ventanas de casa. Algunas personas ponen trapos para tapar los rincones por donde podría entrar residuos o el polvo que vuela todo el tiempo. Cuando llueve, el líquido de Lipidar se mezcla con el agua y no se puede respirar del olor que emana. Los ruidos son constantes, cuando descargan sus materiales, tiembla todo, desde las 6 de la mañana, todo el día.
El barrio Los Pinos sufre la peor ausencia, la del Estado. No cuentan con agua potable, cloacas, alumbrado, desagüe, ni limpieza, no entran las ambulancias ni la Policía. Otra vecina dice:
“Me dicen que van a venir de inspección, pero nunca vienen, queda todo siempre en la nada, no nos dan bola en ningún sentido, les mando vídeos de como vuela el cemento, pero no hacen nada”.
Laura

Carmen grafica su hartazgo:
«En una oportunidad junté un líquido de esos nauseabundos que emanan estas empresas, me fui hasta la Municipalidad y lo tiré en Medio Ambiente. Lo hice para que sientan un poquito del olor que nosotros sentimos a diario. ¿Vos te pensás que así me escucharon? No. Me siguieron ignorando. Nos subestiman por ser pobres. Sos pobre, te la bancás, te lo merecés. Así piensan ellos”.
Las empresas Molisur S.R.L (molienda de huesos), Alumax S.A (metalúrgica), Degaplast (inyección de plásticos), Neolin S.A (industria química) y Marbel S.A (industria química) están a pocas cuadras del barrio, tiran desechos, basura y realizan quemas; así contaminan al arroyo Las Piedras.
Las fábricas fueron inspeccionados y advertidas varias veces. Gracias a la encuesta y relevamiento que investigadores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), la de Buenos Aires (UBA) y la de Lanús (UNLa), en el marco de un proyecto financiado por Conicet y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, el conflicto ambiental tomó protagonismo y cuentan con datos concretos para demandar por sus derechos. Oliver Davenport, Agustín Bidinost y Cecilia Zapata son parte de ese equipo que consiguieron resultados relevantes para las vidas de los vecinos:
Sobre los sitios y actividades contaminantes se consultó qué tipo de problemáticas generan en la vida cotidiana de las familias que habitan el barrio, y el 93,9% de los encuestados respondió que los malos olores son consecuencia de las actividades industriales que se realizan en la zona las aceiteras, las metalúrgicas, las cementeras y las refinerías; frigoríficos, papeleras, curtiembres y depósitos; además de los basurales a cielo abierto y puntos de arrojo de residuos. El 84,8% respondió que estas fábricas favorecen la propagación de plagas y ruidos molestos.
El 42,4% de las personas encuestadas señala que algunos de sus integrantes tienen problemas respiratorios, el 39,3% problemas dérmicos, el 33,3% problemas gastrointestinales.
Los daños a la vivienda se presentan como un problema de la vida cotidiana para el 72,7% de los encuestados, mientras que, en menor medida, el 36,3% considera que estas actividades obstruyen o dificultan la circulación. Otra de las problemáticas ambientales recurrentes en barrios asentados en cercanía de cursos de agua son las inundaciones, y Los Pinos no es una excepción. Del total de viviendas relevadas, una amplia mayoría (casi el 81,8%) mencionaron haber padecido inundaciones.

El dato quizá más relevante del informe: gran parte de las familias ha sufrido alguna enfermedad que los encuestados la asocian a esta problemática. Del total de viviendas encuestadas, el 42,4% señala que algunos de sus integrantes tienen problemas respiratorios, el 39,3% problemas dérmicos, el 33,3% problemas gastrointestinales, el 6% tiene algún integrante que ha tenido cáncer, dengue, zika o chikungunya.
Todos los vecinos coinciden en que la herramienta que dan los estudios de las universidades los hacen dar cuenta que tienen derechos y pueden vivir mejor. El Estado verá ahora cómo utiliza esas herramientas.


Resulta imposible no pensar en una connivencia o arreglo entre quienes deben controlar y la grasera. La Municipalidad de pone en modo COIMA, sino no se explica esta impunidad. Y el Ministerio de medio ambiente, ademas de hacernos gastar plata, para que existe?
ESTA NOTA ES UN ROBO DIRECRO DE LA REVISTSA CITRICA. EL TEXTO ESTA COPIADO SIN CREDITOS Y FOTOS IGUAL. PONGAN LOS CREDITOS CORRESPONDIENTES.
EL TEXTO ES DE BIANCA CAMILA VAAMONDE
Y LAS FOTOS DE AGUSTINA SALINAS. TODO ES MATERIAL DE REVISTA CITRICA.
Gracias por avisar. Lo verificaremos.
De todos modos dice: Informe ANCAAP. ¿A lo mejor Cìtrica lo tomò de allí, como se hizo aquí.