DESCUARTIZADOR DE BERNAL: JUICIO ABREVIADO

Hoy se realizó un juicio abreviado contra Antonio Ansaloni, quien fue uno de los responsables del asesinato con alevosía contra Rodrigo Cristaldo. Hubo un ofrecimiento de la fiscalía, y su defensa aceptó los 9 años de prisión que le dictó el juez Bagini, responsable del Tribunal en lo Criminal N°2 de Quilmes.
Tal decisión de la justicia generó malestar de la familia Cristaldo y el de sus amigos, porque dentro de 2 años el asesino podría gozar de salidas transitorias y en 4 años recuperar su libertad.

El hallazgo del cuerpo de Rodrigo Cristaldo se convirtió en uno de los hechos policiales más macabros de la cuarentena, en 2020. Antonio Ansaloni, principal sospechoso del caso, fue arrestado en la zona de El Pato, en una colectora de la ruta 54 sin mucho resguardo, con sus documentos encima a pesar de tener pedido de captura, en una investigación a cargo del fiscal Leonardo Sarra quien apunta además a un posible cómplice.

EL HECHO
Rodrigo Cristaldo (41) era buscado desde el 5 de octubre de 2020. Su cuerpo, descuartizado, apareció adentro de un tambor, en la casa de un vecino de Quilmes. Entre la búsqueda desesperada de la familia y el tremendo hallazgo, hay un hilo conductor, una línea que los investigadores toman como posible móvil del crimen: víctima y victimario (o victimarios) se conocían y una discusión habría detonado la relación.

“Mi hermano es discapacitado, venía y le daba una mano en la limpieza de la casa, un día se da cuenta que tiene una cocina de cocaína y armas, y ahí hay una pelea muy grande”. El testimonio de Maximiliano, hermano de Rodrigo, deja en claro que Cristaldo se conocía con uno de los prófugos, el dueño de la casa donde se halló el cuerpo, identificado como Antonio Ansaloni (67). Este sospechoso, junto a un cómplice, escapó por los techos cuando los policías fueron a cumplir con el allanamiento ordenado por la Justicia.

La familia de Cristaldo había radicado una denuncia por averiguación de paradero en la comisaría 2da. de Quilmes. “El lunes 5 de octubre a las 9 de la mañana él salió de casa para la casa de mi tío y quedó en venir al mediodía y a partir de ese día no lo volvimos a ver”, había publicado en redes sociales Marta, la mamá de Rodrigo, en esas horas, cuando aún la esperanza de encontrar a su hijo con vida tenía sustento.

Hasta que se dio el hallazgo. Ocurrió en una casa ubicada en Zeballos al 300, de Bernal. La familia de la víctima fue clave en ese paso de la investigación. Le había comunicado el detalle de la discusión al fiscal de la causa, Leonardo Sarra, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de Quilmes.

“A este tal Antonio, mi hermano le dijo: ‘mirá en el problema en el que me podés meter, por qué no me decías, puedo caer preso y con la enfermedad mía no puedo tener problemas‘, desde ahí este tipo juró que lo iba a dejar caminar y el día que lo agarrara lo iba a cortar en pedacitos”, relató Maximiliano.

De acuerdo con su testimonio, este hombre se enteró que su hermano estaba “dando vueltas en la villa porque corta el pelo gratis, por eso lo conocen en toda Itatí, y un albañil lo vio salir de ahí con Rodrigo”, quien padecía un tumor en el cerebro.

Con estos datos, el fiscal Sarra dispuso un allanamiento de urgencia. Dentro de un tambor encontraron un cuerpo descuartizado, cubierto de cal y cemento. De acuerdo al informe forense enviado al fiscal, Cristaldo presentaba una fractura en la base del cráneo producto de un golpe con algún objeto contundente que le causó la muerte.

Los forenses también detectaron en el cráneo una serie de clavos metálicos que, por lo que refirieron los propios familiares de la víctima, le habían sido colocados luego de una operación a Cristaldo, quien padecía un tumor cerebral.

“Más allá de que se esperan estudios de ADN para la identificación científica y formal, la presencia de esos clavos y el hecho de que la víctima haya aparecido en la casa del hombre con el que había tenido un problema, son elementos suficientes de convicción para creer que el cadáver pertenece a Cristaldo”, dijo a Télam un investigador.

“El dueño de esa propiedad es vecino de una hermana de Cristaldo, que hizo la denuncia por la desaparición”, añadió un vocero de la investigación. La víctima había sido vista por última vez en las calles Los Andes y Chacabuco de Bernal, cerca de donde apareció su cuerpo en un tambor de los utilizados en construcción para material.



Ansaloni tiene como antecedente una causa por comercialización de estupefacientes en el Departamento Judicial Dolores por la que estuvo preso en 2010. Lo curioso es que en Quilmes no tenía ninguna denuncia por venta de drogas pese a que, además del cadáver, encontraron en la vivienda allanada una cocina de cocaína.

Por ello, el sospechoso ahora tiene dos causas, la que se juzgó hoy, y otra iniciada por la fiscal Clarisa Antonini, de la UFI 20 de Drogas de Quilmes.

Rodrigo Cristaldo, el asesinado.

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