
Ignacio Carlotto Montoya se presentó este fin de semana en el Teatro Municipal.
Aunque es músico desde hace mucho, con una docena de discos editados, es inevitable referirse a él por su historia familiar más que su arte, quizás porque aquella antecedió a éste, aún cuando el gran público se enteró de todo en otro orden.
Al abrir la presentación con su Septeto, que incluye a una cantante ya que él sólo toca el piano, contó que vivió un tiempo en Quilmes, donde su banda había venido a tocar varias veces. De inmediato mostró la musicalización de «un poema de Risso» (Romildo), también autor de Los ejes de mi carreta. Al introducir la canción Vámomos de casa, bromeó con que «los chicos me tienen prohibido contar la historia».
Llevó la presentación con mucha simpatía y dosis de humor, como cuando repetía que «pueden comprar el disco a la salida», aunque mechaba con pequeñas reflexiones: «cuando escribí esto, esperaba el nacimiento de mi hija y no sabía si iba a estar tan bueno el mundo que iba a darle. Ya tiene 6 y empieza a darse cuenta que no le mentí (en algunas cosas). La canción se llama Después«.

En otros temas, rememoró «la llanura pampeana, donde el sol se va de golpe y queda la oscuridad, me pareció siempre muy poético ese momento, los atardeceres de La Pampa son de las cosas más lindas que tenemos». Así, poco a poco, al señalar un recuerdo de la infancia, se acercaba a lo que todo el auditorio tenía presente aunque nadie hablara de eso.
Luego de un breve «¿Qué sería de nuestras vidas sin un problemita técnico?», describió a su septeto como «una familia ambulante», y llenó el hueco de silencio con una noticia de último momento: «Las rutas argentinas son peligrosas, cuando veníamos fuimos testigos de un accidente fatal, pero llegamos bien», y no necesitó continuar porque ya estaba todo listo para seguir.

Explicó que al disco de su grupo Septeto, «no quise ponerle nombre porque ya… demasiado nombre». Y en la siguiente, hizo otra dedicatoria «a la lluvia, mi infancia, el campo…». Cada una de esas alusiones parecía remitir a lo mismo.
Hasta que por fin lo dijo:
Escribí esta canción a partir de un acontecimiento que me suciedió en agosto, del cual todos tenemos bastante memoria. Un 5 de agosto (2014) la vida dio un giro inesperado. Fue una cuestión muy contradictoria, mucha gente muy feliz. Yo no sé si tanto, pero muy sorprendido. Todo el mundo está de fiesta y uno está abriendo la puerta a lo que es una tragedia familiar, descubrir padres muertos, una familia que me buscaba durante muchísimo tiempo.
Al convertise en símbolo… Los símbolos son complicados porque están buenos cuando están fallecidos ya que el símbolo no puede seguir mandándose cagadas, entonces el símbolo queda y cada uno construye arriba de eso.
En cambio, con uno vivo, a veces, las acciones no están a la altura de las expectativas de los demás. Uno hace lo que puede.
En línea con eso, dejó al pasar un comentario que no aparecía en el imaginario de quienes grabaron en sus memorias la imagen idílica de la abuela que (re)encuentra al nieto:
Luego de una situación un poco tirante con mi abuela, escribí esta canción, Agosto, que por la insistencia de alguien que sabe de esto me dijo «cantala vos». Hay cosas que no sé si da mandarlas a decir.
Después, buscó bajarle el tono al pisar el terreno de mero corte instrumental. «Estamos estrenando esta música, imagínense lo que quieran porque no vamos a aleccionar ni direccionar», introdujo con humor al señalar que puso todo el esfuerzo en «un título genial; toda la letra está puesta en el título: «Dios no escribe en línea recta cuando no hay manera de decir…». Insistirá más tarde en destacar otro título: ¿Quién robó las mariposas que vuelan en círculos?
Cerca de la despedida, a una hora de exhibir esta «música que no suena en las radios», redundó en que «Es para mí una gran alegría volver a esta ciudad que quiero, quise y que amé tanto, y que nos hayan tratado de esta manera con un marco tan hermoso» y presentó a la banda:
- Ines Maddío: voz
- Ingrid Feniger: clarinete, clarinete bajo y saxo alto
- Luz Romero: flauta
- Valentín Reiners: guitarra eléctrica y clásica
- Nicolas Hailand: contrabajo
- Samuel Carabajal: batería
- Ignacio Montoya Carlotto: piano
Cerró con Serenata de la noche, como parte de un bis que el público que llenó las butacas centrales del teatro pidió con entrañables aplausos.

Entre el público estaba la titular del Consejo Escolar, Susana Brardinelli, quien fuera la pareja del ex diputado nacional Armando Croatto, otra víctima de la dictadura. Entre otras personas conocidas del ambiente local, asistió en representación del Estado la subsecretaria de Cultura, quien le dijo a este CIQ: «a partir de que Ignacio está visitando distintos distritos, tuvimos la oportunidad de tenerlo en nuestro teatro Nos parecía de suma importancia poder contar con su presencia». Respecto de la articulación con su área, agregó:
Estamos en continuo trabajo, no sólo con la música sino también con el cine, ya que acá funciona el espacio INCAA, además de las muestras de fotos y pinturas. El enlace del área de Cultura con los derechos humanos es parmanente porque es un área transversal.
Evangelina Ramírez

Bonus
Para quienes deseen conocer otra faceta de este músico, va este video de un tema de Charly García que refiere a los genocidas y está interpretado en la ex ESMA con uno de los mejores intérpretes del rock argentino:
Del Archivo

