EL INDIO GOMEZ, UN CAMPEÓN INMORTAL

A las tres de la tarde, pasó a la inmortalidad el único futbolista campeón tres veces con la camiseta de Quilmes y que nunca descendió. De la villa El Monte, a ganar el campeonato de 1978, fue el primero en usar botines blancos, con los que gambeteó al Pato Fillol.

Epígrafe: En el festejo en cancha de Rosario Central en 1978, rodeado de los hinchas de Quilmes que lo amaban y, a la vez, eran sus vecinos.

Omar Hugo Gómez, el máximo ídolo de la historia del Quilmes Atlético Club, falleció esta tarde en el hospital Néstor Kirchner del Cruce Varela, víctima del covid.

Hacía un mes estaba internado y, si bien su cuadro era grave, estaba estable en los últimos días. La familia comunicó que no habrá velatorio para despedir al único futbolista en la historia de la centenaria institución alba en obtener tres campeonatos con su camiseta.

Gómez tenía dos apodos muy conocidos: El Indio, por sus ojos achinados, o El Nene, original de su familia.

En las primeras temporadas en Quilmes, con la camiseta blanca con el bolsillito.

Había nacido el 3 de octubre de 1955 en el hospital Iriarte. Era del barrio El Monte, muy cerca de la cancha de Argentino de Quilmes. Su primer club fue Siete Estrellas. En 1967, se probó en las inferiores del Cervecero en unas canchas cercanas a la fábrica La Bernalesa y quedó enseguida. Integró, ese año, el equipo campeón de Novena División.

Con los botines blancos, cuando en 1975 fue el emblema del ascenso de Quilmes.

La primera estrella, casi de entrada

Debutó en la primera de Quilmes el 2 de marzo de 1974 por el torneo Preparación de Primera B Almirante Brown cuando, a los 37 minutos, reemplazó a Oscar Rodríguez.

En 1975 condujo a Quilmes a Primera División luego de cinco temporadas. Fue el 10 titular de un equipo inolvidable, acompañado por multitudes a todas las canchas del fútbol de los sábados (y algunas de las de Primera). Incluso la hinchada lo había hecho parte del cantito:

“Mirá a Tocalli cómo ataja los penales / el Indio Gomez con su toque magistral / Cottón saluda a la tribuna popular / con este equipo nos vamos para la A”.

Fue el goleador de esa temporada con 13 tantos.

El mejor equipo que integré fue el del 75, dijo alguna vez.

Llegó a ser convocado a la Selección Juvenil para disputar un torneo Sudamericano en Perú, pero el presidente de Quilmes, Julio Cassanello, no lo autorizó a integrar el equipo debido a la importancia que tenía para el elenco blanco.

En Primera División hacia 1976, con la base del año anterior, Quilmes hizo una campaña muy buena en el Metropolitano, en donde peleó el grupo B con River (quedó segundo a un punto).

Gómez estaba en llamas y su punto máximo fue en Guido y Sarmiento ante los millonarios: a los 35 minutos le hizo un gol de antología a Ubaldo Fillol (otro ex-Quilmes). El mismo Indio lo contó:

“Sabía que si al Pato le pegaba desde cualquier lugar me la sacaba, lo pensé toda la semana. Entonces agarré la pelota y lo gambeteé. Era la única forma de hacerle un gol”.

En el Metro 76 gambeteó al Pato Fillol y se fue de cara al gol, con botines blancos.

En poco tiempo, el Nene Gómez se transformó en una de figura nacional. Épocas en donde los mejores jugadores muchas veces no emigraban a Europa porque cada club del Viejo Continente podía tener en sus planteles hasta tres extranjeros. Para finales de este torneo, el Indio fue pretendido por Boca. Pero no arregló el contrato. “No fui por la plata que me pedía el director técnico, el Toto Lorenzo”, según sus palabras en el libro Azul y Blanco Mi Corazón.

En el torneo Nacional ’76, Quilmes igualó en el primer puesto del grupo con Boca y se quedó en Cuartos de Final con River. Gómez sólo jugó seis partidos debido a que no se recuperó del todo de un desgarro. Otros tiempos de la medicina.

Para el Metropolitano de 1977, cuando Quilmes empezó bien y luego decayó mucho su rendimiento, El Indio tuvo autocrítica:

“Empezamos a boludear, comíamos picadas en el Parque de la Cervecería y no le dimos bola al preparador físico”.

Sin embargo, de la mano de alguien que fue significativo para su carrera, el equipo levantó. José Yudica tomó la Dirección Técnica de Quilmes y, de la mano del Indio, se salvó del descenso. A esta altura, era uno de los ídolos de la hinchada, sin discusión.

Para mediados de año, el Indio Gomez estaba en la preselección de futbolistas con miras al Mundial de 1978. Era uno de los 50 que tenían la chance de jugar el Mundial, dirigido por César Menotti. En la 2ª fecha, en Guido y Sarmiento, Quilmes le ganó 1 a 0 a Boca pero la noticia fue la fractura de peroné, provocada por una patada y tijera de Francisco Sá. Afuera por cuatro meses y una rehabilitación que incluyó una pre temporada en soledad en Mar de Ajó.

Indio campeón

El 10 del campeonato del 78, el último en Primera obtenido por el Cervecero.

Rehabilitado para el Metropolitano de 1978, fue compañero de una camada de futbolistas con trayectoria dilatada en el club. Gómez era el emblema del equipo cervecero aunque tuvo un comienzo conflictivo con los técnicos de ese torneo.

“En la charla previa al partido con Estudiantes me pidieron que corriera a los defensores contrarios cuando pasaban al ataque. Les dije que sí pero sabía que no lo iba a hacer”

Para la 9ª fecha de aquel campeonato, volvió Yudica, el técnico que había salvado a Quilmes en 1977. “Yudica nos liberó”, sostuvo el Nene, emblema del fútbol ofensivo.

El torneo de Gómez en Quilmes fue fantástico. Fue el 10 organizador de un elenco trabajador y efectivo. Jugaba de enganche y/o volante por izquierda, aunque se movía por el frente de ataque, con su pique corto, su gambeta y su visión futbolística que le permitía ver más allá de lo evidente dentro del campo de juego. En aquel torneo histórico, convirtió sólo cinco goles, pero fue el asistidor del goleador Luis Andreuchi.

A falta de cinco fechas, fue expulsado ante Estudiantes de La Plata por un golpe a Hugo Pedraza. Quilmes compartía la punta con el Boca campeón del mundo, lleno de estrellas como Hugo Gatti, Pancho Sá y el Chapa Suñé, entre otros. El Tribunal de Disciplina le dio cinco fechas. Entonces, volvió recién en la última jornada ante Rosario Central.

En Arroyito, ante 25 mil personas que viajaron a alentar al equipo que podía ser campeón de Primera luego de 66 años, el Indio salió a la cancha. Nueve años habían pasado desde que era un pibe de uno de los barrios más humildes de Quilmes y se fue a probar al club de la ciudad. Debutó, ascendió, se lesionó y estaba por salir campeón con la camiseta de la que se enamoró.

“El árbitro Arturo Ithurralde salió a la cancha con nosotros, miramos la tribuna y el juez nos dice ‘Con toda esa gente acá, no pueden hacer otra cosa que salir campeones”.

El Indio Gomez ingresó al campo de juego a los 32 minutos del segundo tiempo en reemplazo de otro pibe de inferiores del club, Miguel Filardo. Lo mandó adentro Yudica.

El DT campeón con Quilmes, Newell’s y los bichitos colorados de La Paternal, sostuvo:

“Yo he dirigido muchos buenos jugadores, fui campeón de Primera y de la copa Libertadores con Argentinos Juniors, pero mi debilidad era el Indio Gomez. Lo que jugaba era un fenómeno”

Terminado el partido, el Indio dio la vuelta olímpica en cuero y en andas. Pero conservó su camiseta blanca manga larga Deport Hit, la histórica con la que más partidos se jugó en aquel campeonato.

La vuelta olímpica en Rosario en 1978.

Omar Gómez jugó seis partidos e hizo un gol en el Nacional ’78, su último certamen con la camiseta de Quilmes hasta ese momento. Es que la Directiva licenció al plantel titular después de que se mostrara extenuado.

El camino de Gómez se forjó en Estados Unidos. Fue una de las estrellas del Fútbol Sala que se desarrollaba en el país del Norte. Tuvo un fugaz paso por Newell’s en el Nacional ’79 y otro en Defensa y Justicia en 1986 (donde clasificó al Nacional B).

La vuelta para el tercer campeonato

En 1987 volvió y bajó en helicóptero la tarde en la que se convirtió en el único en obtener tres campeonatos con su camiseta.

Luego del receso de verano en 1987, el Indio Gómez volvió a Quilmes. Participó del equipo que ascendió al Nacional B. Se convirtió, de esta forma, en el único futbolista que conquistó tres campeonatos con la camiseta de Quilmes. Es récord hasta hoy.

En esta etapa de su carrera, ya estaba recostado un poco más por las bandas y su pique corto no tan explosivo. Sin embargo, lo compensaba con la capacidad cerebral al máximo para leer jugadas y potenciar a sus compañeros. En esa temporada, el Pelado Sotelo y Daniel Leani se beneficiaron con él.

Con la 10 en la primera temporada en el Nacional B, cuando obtuvo el Subcampeonato.

En las dos temporadas siguientes, en el Nacional B, fue el 10 del equipo que primero fue subcampeón de Deportivo Mandiyú y que, en el torneo reducido, sucumbió ante San Martín (Tucumán). Al siguiente año, una opaca campaña lo tuvo como uno de los pocos futbolistas a los que los hinchas le bancaban todas.

El último año con la camiseta que soñó y amó fue gris. En esa temporada (1989/90), el Indio Gómez volvió a tener a un compañero de aquel Quilmes campeón del 78: Jorge Gáspari. Integró uno de los mejores equipos de Quilmes de finales del siglo XX. Fútbol, goles y el Indio Gomez con su toque magistral. Fue asistidor de una delantera inolvidable para el hincha: Darío Blasón, Luis Sosa y Marcelo Rufini.

La suerte fue esquiva porque el Cervecero peleó el campeonato con Huracán y perdió terreno en las últimas jornadas. En el torneo Reducido, el subcampeón eliminó en las semifinales a Italiano y perdió con Lanús por penales el ascenso a Primera División. El Indio se retiró lesionado a los 15 minutos del primer tiempo. Esa fue su última función en el fútbol profesional argentino.

Al año siguiente, disputó algunos partidos en el fútbol sala de Estados Unidos.

Con la camiseta de Quilmes jugó 280 e hizo 49 goles en nueve temporadas con la camiseta blanca. Obtuvo tres campeonatos (uno en cada nivel) y nunca descendió.

El remate en su último gol con la camiseta cervecera, a Italiano el 14 de julio de 1990.

El amor después del retiro

El Indio Gómez siguió ligado a Quilmes luego de su retiro profesional. Siempre soñó con ser el técnico del primer equipo profesional del club, cosa que le denegó en forma sistemática la dirigencia. Sólo una vez salió como DT a la cancha. Fue en el 2 a 0 a Temperley en el Centenario el 17 de octubre de 1999, cuando hizo dupla con Juan Carlos Senia.

Dedicó la mayor parte de su vida laboral a ser técnico de divisiones inferiores en Quilmes. En los últimos años, se desempeñaba como asesor y buscador de talentos mientras su salud se lo permitía. Alimentó, en las tres décadas posteriores a su retiro, el amor que siempre lo unió con Quilmes y la ciudad. Participó en cuanta peña, evento solidario, juntada de guita, firma de camisetas y demás eventos sirvieran para ayudar al club. Alguna vez había dicho:

“El ídolo de Guido y Sarmiento voy a ser yo y eso nadie me lo va a quitar, pero hay que ver quién puede ser el ídolo máximo de esta nueva casa”.

Hasta ahora, las tribunas del estadio llevan el nombre de tres exfutbolistas y uno es él. La cabecera norte, la del Polideportivo, se llama desde el verano de 2011, “Omar ‘Indio’ Gomez”.

En diciembre de 2019 tuvo su partido homenaje. Corrió y se divirtió con amigos, viejos rivales y excompañeros de andabas en tantos partidos con la camiseta de Quilmes.

Se fue el mejor de todos. No habrá ninguno igual. El hijo de un sodero que vivía en una casa de chapa pero que tenía “alma de potrero y futuro de crack”, como lo bautizó parte del periodismo en los años ’70.

Hasta siempre, Indio. Gracias por tanto y perdón por tan poco.

El Indio y el fotógrafo Rodolfo Malaver, premiados. Foto: Vallejos Raquel

2 Respuestas a “EL INDIO GOMEZ, UN CAMPEÓN INMORTAL”

  1. muy linda reseña .. maxime para los que tuvimos la suerte de verlo jugar. El indio es y sera ahora por siempre todo lo bueno de ser hincha de Quilmes!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *